- JOSÉ MARÍA GARCÍA-HOZ
Jugó un papel decisivo en cualquier iniciativa periodística de Recoletos.
Se dice pronto, pero el dolor no se irá nunca: en la mañana de este martes 23 de diciembre murió de un infarto Luis Infante Bravo. Apenas 24 horas antes, y según costumbre de hace años, Luis y siete amigos comíamos juntos pre celebrando la Navidad.
Conocí a Luis en la primavera de 1970 cuando me incorporé a Nuevo Diario como redactor de nacional, donde él se desempeñaba como redactor jefe de confección. Unos meses más tarde, noviembre de ese mismo año, y ante el inminente despido por cambio de propiedad del periódico en el que trabajábamos, ocho de los periodistas -Luis Infante, Juan Pablo de Villanueva, Juan Kindelán, Sucre Alcalá, Manuel Bueno, Ramón Pi, Nicolás de Laurentis y un servidor- firmamos un documento en el que nos comprometíamos a trabajar juntos para hacer un periodismo independiente, influir en la opinión pública e impulsar la democracia.
Treinta años después, ese compromiso profesional había cristalizado en Recoletos Compañía Editorial, una empresa que, con cerca de mil empleados, editaba tres periódicos -EXPANSIÓN, Marca y Diario Médico-, el semanario Actualidad Económica y el mensual Telva, para los que trabajaba la agencia de exclusivas publicitarias Novomedia, también fundada por el grupo...
Durante todos esos años, Luis Infante jugó un papel decisivo en cualquier iniciativa periodística del grupo, y todos los que tuvimos la fortuna de trabajar con él le recordamos como un amigo incondicional y un excelente profesional.
Con el lema profesional "una redacción que no se divierte no puede divertir a los lectores", Luis era capaz de aplicar las reglas del buen periodismo a cualquiera de las especializaciones informativas en las que trabajó Recoletos.
Durante un tiempo, y en compañía de sus colaboradoras más cercanas -Pilar Cambra y Lines Martin Bravo-, el Comando Infante estuvo asesorando a varios periódicos de provincias -Diario Regional, Diario de León, Sol de España, El Noticiero...- en el proceso de cambio de la tipografía al offset y la reformulación del modelo editorial.
Entre todas sus ocupaciones dentro de Recoletos destaca el tiempo que estuvo como director de Marca (1987-1997), que, en el año 1996, alcanzó unas ventas de ¡medio millón! de ejemplares diarios. Un récord histórico que permanece imbatido.
Desde luego, su vitalidad, su buen humor y su sólido sentido del compañerismo no se acababa en las redacciones y oficinas de Recoletos. Nunca dudó en aplicar la imaginación y creatividad que ponía en titular la primera página de Marca para proponer y planificar actividades de descanso y diversión -viajes, celebraciones, festejos-, y por eso sus amigos no dudamos en nombrarle "jefe del área de placer".
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