Durante años, el círculo polar ártico finlandés se ha reinventado como un parque temático permanente de invierno, renos y auroras boreales, convertido en destino global para quienes buscan una Navidad eterna y una experiencia cuidadosamente diseñada alrededor del mito de Santa Claus. Pero en la casa de Santa siempre caben más sorpresas, y a la Laponia finlandesa acaba de llegar un elemento que nadie esperaba y que lo cambia todo: Europa rearmándose.
Santa y la guerra. Rovaniemi, promocionada internacionalmente como el hogar oficial de Santa Claus, es desde hace años uno de los grandes iconos del turismo ártico europeo, un lugar donde la Navidad se ha convertido en industria permanente y donde la experiencia está cuidadosamente diseñada para visitantes de todo el mundo.
Sin embargo, esta temporada invernal la ciudad vive una transformación silenciosa pero profunda: junto a los trineos, los safaris de renos y las luces festivas, la capital de la Laponia finlandesa se ha llenado de soldados de la OTAN que entrenan para un escenario que hasta hace poco parecía impensable. Miles de militares aliados han pasado recientemente por la zona para maniobras en Rovajärvi, el mayor campo de entrenamiento de Europa occidental, situado a apenas 88 km de la frontera rusa, convirtiendo a Rovaniemi en un punto clave de la nueva arquitectura de seguridad del norte europeo.
En Xataka
Habíamos visto de todo en Ucrania, pero esto es nuevo: los drones se están disfrazando de soldados rusos, y está funcionando
La frontera más larga y sensible. La razón de este despliegue es geográfica y estratégica. Finlandia comparte casi 1.500 km de frontera con Rusia, una de las más extensas y complejas de toda la Alianza Atlántica, y más de una cuarta parte de ella discurre por la escasamente poblada Laponia.
Tras la invasión rusa de Ucrania, los servicios de inteligencia y los mandos militares finlandeses han advertido de que Moscú está reforzando su infraestructura y su presencia al otro lado de la frontera, especialmente en torno a la península de Kola, un enclave clave por su enorme concentración de capacidades nucleares. La previsión en Helsinki es que, una vez termine la guerra en Ucrania, Rusia pueda redistribuir tropas hacia el norte y adoptar una postura mucho más robusta frente a Finlandia, elevando de forma estructural el nivel de tensión en la región.
Paraguas de la OTAN. Finlandia no parte de cero en esta lógica defensiva. Su historia y su relación con Rusia han marcado durante décadas una cultura de preparación constante, con la defensa nacional integrada en la propia Constitución y un sistema de conscripción ampliamente aceptado por la sociedad. No obstante, la entrada en la OTAN en 2023 ha supuesto un cambio cualitativo: el país ha pasado de una defensa pensada en clave nacional a formar parte de un sistema colectivo que exige interoperabilidad, presencia aliada y planificación conjunta.
Este giro se ha traducido en una cooperación internacional mucho más intensa, la apertura de un nuevo mando aliado en Mikkeli y la designación de Rovaniemi como futura base de las Forward Land Forces, el grupo de combate liderado por Suecia destinado a reforzar el flanco oriental de la Alianza.
Ejercicios militares en el Ártico. Lo hemos contado antes. Mientras los turistas llenan la Santa Claus Village y las cámaras captan escenas idílicas de nieve y luces, a pocos kilómetros de distancia se desarrollan ejercicios militares de gran complejidad técnica y logística. Maniobras como Lapland Steel 25, celebradas tras otros grandes ejercicios multinacionales, reúnen a tropas finlandesas, suecas y británicas que entrenan en condiciones extremas, combinando blindados, helicópteros, infantería y desplazamientos sobre esquís en bosques helados y nieve profunda.
Aunque oficialmente no se ensaya un escenario concreto, los mapas y la orientación de los ejercicios reflejan con claridad el tipo de amenaza que se tiene en mente, haciendo visible la conexión directa entre el entorno aparentemente remoto del Ártico y la guerra convencional de alta intensidad.
Una población mentalizada. Para muchos jóvenes finlandeses que cumplen el servicio militar, en numerosos casos de forma voluntaria, la posibilidad de un conflicto ya no es una abstracción lejana. Contaba en un reportaje el Guardian que los soldados y conscriptos asumen el esfuerzo físico extremo, las marchas interminables y el peso del equipo como parte de una responsabilidad colectiva, convencidos de que la preparación es la mejor garantía frente a la incertidumbre.
Los mandos describen la situación actual como una nueva guerra fría, marcada por el deshielo del Ártico, la apertura de nuevas rutas y recursos naturales y el renovado interés de Rusia por asegurar tanto su disuasión estratégica como sus activos económicos en el norte, en un contexto de competencia prolongada y estructural.
En Genbeta
Según la psicología, los que crecieron en los años 1960 y 1970 desarrollaron fortalezas mentales que hoy en día están perdiéndose
Disuasión como mensaje político. La intensificación de los ejercicios conjuntos y la coordinación entre Finlandia, Suecia y Noruega persigue algo más que mejorar capacidades militares: busca enviar una señal política clara de cohesión, compromiso y capacidad de respuesta. La apuesta es evitar el conflicto precisamente demostrando que cualquier agresión tendría un coste elevado y una respuesta colectiva.
En ese equilibrio delicado, Rovaniemi se ha convertido en un símbolo poderoso de la Europa actual: un lugar donde el imaginario de la paz, la infancia y la Navidad convive ahora con búnkeres, aviones militares y planificación estratégica, recordando que incluso en el extremo norte del continente la seguridad ha dejado de ser un telón de fondo para convertirse en una prioridad central.
Imagen | Matías Callone, RawPixel, Tom Corser, NATO
En Xataka | En pleno rearme, Europa se ha dado cuenta de un detalle sin importancia: no tiene suficientes balas
En Xataka | Francia y Alemania acaban de aprobar un rearme inédito frente a la amenaza rusa: uno a cientos de kilómetros de la Tierra
-
La noticia
Miles de turistas han viajado esta navidad a la casa de Santa Claus. La sorpresa ha sido mayúscula: está plagada de tanques y drones
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Miguel Jorge
.
Miles de turistas han viajado esta navidad a la casa de Santa Claus. La sorpresa ha sido mayúscula: está plagada de tanques y drones
Rovaniemi se ha convertido en un símbolo de la Europa actual: un lugar donde el imaginario de la paz, la infancia y la Navidad convive con búnkeres y cazas
Durante años, el círculo polar ártico finlandés se ha reinventado como un parque temático permanente de invierno, renos y auroras boreales, convertido en destino global para quienes buscan una Navidad eterna y una experiencia cuidadosamente diseñada alrededor del mito de Santa Claus. Pero en la casa de Santa siempre caben más sorpresas, y a la Laponia finlandesa acaba de llegar un elemento que nadie esperaba y que lo cambia todo: Europa rearmándose.
Santa y la guerra. Rovaniemi, promocionada internacionalmente como el hogar oficial de Santa Claus, es desde hace años uno de los grandes iconos del turismo ártico europeo, un lugar donde la Navidad se ha convertido en industria permanente y donde la experiencia está cuidadosamente diseñada para visitantes de todo el mundo.
Sin embargo, esta temporada invernal la ciudad vive una transformación silenciosa pero profunda: junto a los trineos, los safaris de renos y las luces festivas, la capital de la Laponia finlandesa se ha llenado de soldados de la OTAN que entrenan para un escenario que hasta hace poco parecía impensable. Miles de militares aliados han pasado recientemente por la zona para maniobras en Rovajärvi, el mayor campo de entrenamiento de Europa occidental, situado a apenas 88 km de la frontera rusa, convirtiendo a Rovaniemi en un punto clave de la nueva arquitectura de seguridad del norte europeo.
La frontera más larga y sensible. La razón de este despliegue es geográfica y estratégica. Finlandia comparte casi 1.500 km de frontera con Rusia, una de las más extensas y complejas de toda la Alianza Atlántica, y más de una cuarta parte de ella discurre por la escasamente poblada Laponia.
Tras la invasión rusa de Ucrania, los servicios de inteligencia y los mandos militares finlandeses han advertido de que Moscú está reforzando su infraestructura y su presencia al otro lado de la frontera, especialmente en torno a la península de Kola, un enclave clave por su enorme concentración de capacidades nucleares. La previsión en Helsinki es que, una vez termine la guerra en Ucrania, Rusia pueda redistribuir tropas hacia el norte y adoptar una postura mucho más robusta frente a Finlandia, elevando de forma estructural el nivel de tensión en la región.
Paraguas de la OTAN. Finlandia no parte de cero en esta lógica defensiva. Su historia y su relación con Rusia han marcado durante décadas una cultura de preparación constante, con la defensa nacional integrada en la propia Constitución y un sistema de conscripción ampliamente aceptado por la sociedad. No obstante, la entrada en la OTAN en 2023 ha supuesto un cambio cualitativo: el país ha pasado de una defensa pensada en clave nacional a formar parte de un sistema colectivo que exige interoperabilidad, presencia aliada y planificación conjunta.
Este giro se ha traducido en una cooperación internacional mucho más intensa, la apertura de un nuevo mando aliado en Mikkeli y la designación de Rovaniemi como futura base de las Forward Land Forces, el grupo de combate liderado por Suecia destinado a reforzar el flanco oriental de la Alianza.
Ejercicios militares en el Ártico. Lo hemos contado antes. Mientras los turistas llenan la Santa Claus Village y las cámaras captan escenas idílicas de nieve y luces, a pocos kilómetros de distancia se desarrollan ejercicios militares de gran complejidad técnica y logística. Maniobras como Lapland Steel 25, celebradas tras otros grandes ejercicios multinacionales, reúnen a tropas finlandesas, suecas y británicas que entrenan en condiciones extremas, combinando blindados, helicópteros, infantería y desplazamientos sobre esquís en bosques helados y nieve profunda.
Aunque oficialmente no se ensaya un escenario concreto, los mapas y la orientación de los ejercicios reflejan con claridad el tipo de amenaza que se tiene en mente, haciendo visible la conexión directa entre el entorno aparentemente remoto del Ártico y la guerra convencional de alta intensidad.
Una población mentalizada. Para muchos jóvenes finlandeses que cumplen el servicio militar, en numerosos casos de forma voluntaria, la posibilidad de un conflicto ya no es una abstracción lejana. Contaba en un reportaje el Guardian que los soldados y conscriptos asumen el esfuerzo físico extremo, las marchas interminables y el peso del equipo como parte de una responsabilidad colectiva, convencidos de que la preparación es la mejor garantía frente a la incertidumbre.
Los mandos describen la situación actual como una nueva guerra fría, marcada por el deshielo del Ártico, la apertura de nuevas rutas y recursos naturales y el renovado interés de Rusia por asegurar tanto su disuasión estratégica como sus activos económicos en el norte, en un contexto de competencia prolongada y estructural.
Disuasión como mensaje político. La intensificación de los ejercicios conjuntos y la coordinación entre Finlandia, Suecia y Noruega persigue algo más que mejorar capacidades militares: busca enviar una señal política clara de cohesión, compromiso y capacidad de respuesta. La apuesta es evitar el conflicto precisamente demostrando que cualquier agresión tendría un coste elevado y una respuesta colectiva.
En ese equilibrio delicado, Rovaniemi se ha convertido en un símbolo poderoso de la Europa actual: un lugar donde el imaginario de la paz, la infancia y la Navidad convive ahora con búnkeres, aviones militares y planificación estratégica, recordando que incluso en el extremo norte del continente la seguridad ha dejado de ser un telón de fondo para convertirse en una prioridad central.