Por qué conviene ir elegante cuando se viaja en avión

• PILITA CLARK

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No tiene nada que ver con los motivos que defiende la campaña del secretario de Transporte de EEUU para "civilizar los viajes en avión".

No suelo pensar demasiado en Sean Duffy.

La ex estrella de la telerrealidad en EEUU, ahora padre de nueve hijos, se vio envuelto en la polémica al poco de asumir el cargo de secretario de Transporte de Donald Trump este año. Al poco de llegar, pidió a su departamento que priorizara la financiación para las regiones con tasas de natalidad más altas.

Esta semana, se puso a hacer dominadas en un aeropuerto para defender la idea de montar máquinas de ejercicio, zonas de juego y otras instalaciones pensadas para las familias en los aeropuertos. Pero la idea de Duffy que me ha llamado la atención es su campaña para "recuperar la cortesía y la clase en los viajes aéreos" mediante, entre otras cosas, "vestirse con respeto".

"Intentemos no usar pantuflas ni pijama cuando vamos al aeropuerto", les dijo a los viajeros la semana pasada. En su opinión, es preferible llevar vaqueros y "una camisa decente". Esto ha provocado burlas y leves protestas por parte de los pasajeros que se han presentado en el aeropuerto en pijama para burlarse de las ideas de Duffy.

Y llevan razón. Un secretario de transporte que se encarga de los agotadores retrasos en los vuelos, el reducido espacio entre asientos y de todas las demás indignidades propias de los vuelos modernos —en lugar de la vestimenta descuidada— sería alguien a quien yo podría apoyar..

Personalmente, nunca usaría pijama para ir al aeropuerto. Pero sí usaría, y de hecho lo hago, lo segundo mejor: la ropa más holgada, suave y con cintura elástica que encuentre. No me refiero a un chándal de verdad, sino a versiones de alta gama de pantalones de yoga negros con partes de arriba que no combinan, y a un calzado que se quita fácilmente en las filas de seguridad y que tiende a ser más cómodo que elegante.

Dado que suelo pasar más de 22 horas volando de Londres a Melbourne en clase turista, siempre he pensado que todos los viajeros frecuentes que conocía pensarían como yo y, por tanto, encontrarían absurda la idea de vestirse a lo Duffy. Sin embargo, me equivocaba.

Resulta que siempre veo a gente que acude al aeropuerto ataviada con pantalones a medida, camisas abotonadas, chaquetas y zapatos de cuero con cordones, por razones que nunca me había planteado.

Martin Wolf, el principal analista económico de FT, es uno de ellos. Aunque no se pone corbata, suele optar por un look de oficina, más que nada por interés propio y gestión del tiempo.

"No está de más tener un aspecto respetable", me dijo. "Los seres humanos son muy jerárquicos y rápidamente se dan cuenta de si eres importante o no", añadió. En otras palabras, tener un aspecto elegante aumenta las posibilidades de recibir un buen trato por el personal de seguridad, los trabajadores de las aerolíneas y otros posibles obstáculos a los que podemos enfrentarnos en un vuelo.

Cuesta trabajo poner objeciones a esta idea. Está relacionada con la razón por la que solía llevar zapatos de tacón para facturar: todo el mundo decía que era imprescindible para conseguir un cambio a clase business gratis. Últimamente no estoy tan segura. La creciente demanda de asientos en clase ejecutiva ha disparado los precios un 18% de media respecto al año pasado, según el banco suizo Julius Baer, el mayor incremento para cualquier artículo en su último índice de estilo de vida. El aumento de los precios de los relojes de lujo y los colegios privados es muy inferior, así que las aerolíneas tienen pocos motivos para tratar mejor a los pasajeros de clase económica.

Esto me recuerda otra razón por la que una amiga soltera que vuela habitualmente en clase ejecutiva siempre va al aeropuerto de punta en blanco: con el pelo y el maquillaje perfectos y ropa de diseño. Está bien tener el mejor aspecto posible cuando estás rodeado de personas posiblemente solteras y con un alto poder adquisitivo. Dicho esto, un amigo que se casó con una mujer a la que conoció en un vuelo quedó cautivado no por lo que llevaba puesto, sino por su ingenio y su encanto. Siempre será una incógnita si él hubiera sentido lo mismo si ella hubiera embarcado en chándal. Sin embargo, hay otras razones para vestirse con clase en el avión. Otro colega me dijo que los bolsillos eran la razón por la que siempre llevaba chaqueta.

Sin duda, hay mucho que decir a favor de poder llevar consigo el pasaporte, el teléfono y las gafas. en lugar de tener que lidiar con un bolso que ocupa un valioso espacio debajo del asiento delantero.

En un tono menos práctico, pero bastante prudente, si existe la posibilidad de encontrarse con alguien de la propia oficina o de la competencia en el vuelo, tiene sentido evitar ponerse cualquier cosa que se parezca a un pijama.

En definitiva, hay muchas razones para tener un aspecto elegante cuando volamos, pero ninguna tiene nada que ver con la creencia de Sean Duffy de que ayudará a civilizar los viajes en avión. La mayoría de los viajeros no se arreglan para un vuelo, como tampoco lo harían para coger un autobús o en un circuito de obstáculos, que es a lo que recuerda volar en la mayoría de los aviones hoy en día. Cambie eso, Sr. Duffy, y le trataremos con toda la cortesía que podamos.

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