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Pie de foto, Información del artículo- Autor, Juan Francisco Alonso
- Título del autor, BBC News Mundo
- 8 horas
"¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!".
Con estas líneas comienzan o terminan los mensajes que, por estas fechas, millones de personas se envían en todo el mundo.
Sin embargo, antes de la invención del correo electrónico y de aplicaciones de mensajería como WhatsApp estos deseos exclusivamente se plasmaban por escrito en unas tarjetas de papel acompañadas con ilustraciones de la Sagrada Familia, del pesebre de Belén, Papá Noel, árboles decorados o cualquier otro motivo navideño.
Dichas postales eran enviadas por correo y entregadas por los carteros a sus destinatarios en los lugares más recónditos.
Lo curioso es que esta costumbre —que generó una industria que apenas en 2024 facturó a nivel global unos US$ 20.000 millones, de acuerdo con la consultora estadounidense Gran View Research— comenzó casi por accidente en la primera mitad del siglo XIX.
Por culpa de los modales victorianos
La primera tarjeta navideña de la que se tiene registro fue enviada en diciembre de 1843 en Reino Unido, en pleno reinado de Victoria de Inglaterra.
¿Quién la envió? Henry Cole, un reconocido funcionario público, educador, inventor y patrón de las artes inglés que fundó, entre otros, el famoso Museo Victoria y Alberto —o V&A— de Londres.
Cole acudió ante su amigo, el pintor John Callcott Horsley, para pedirle que dibujara una escena en la cual una familia, con personas de todas las edades, está sentada alrededor de una mesa celebrando la Navidad. Y sobre una especie de mantel pidió que se colocara el mensaje en inglés: A Merry Christmas and a Happy New Year to you ("Una Feliz Navidad y un Feliz Año para ti").
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Junto a la escena central, coloreada a mano, había otros dos dibujos en blanco y negro: a la izquierda, un hombre alimenta a un adulto y un niño hambrientos; a la derecha, una mujer cubre a una persona que tiene frío.
"La idea dejar en claro que Navidad es tiempo de celebración y también para ser generosos", informan desde el museo británico.
En la parte superior de la ilustración pidió que se incluyera la palabra To ("Para") y al lado una línea en blanco, mientras que en la parte inferior había otra línea en blanco al lado de la palabra From ("De").
El 16 de diciembre, Cole recibió el bosquejo y acudió a una imprenta, donde pidió que le realizaran mil copias.
Pero, ¿qué llevó al inventor y educador a hacer esto? La enorme cantidad de cartas felicitándole la Navidad que tenía sobre su escritorio y que no había respondido.
"En la Inglaterra victoriana se consideraba descortés no responder las cartas personales", explicó a BBC Mundo el historiador y autor estadounidense Ace Collins.
"En diciembre de 1843, Henry Cole, quien era una persona super conocida, tenía casi mil cartas sin contestar, pues también era un hombre increíblemente ocupado. Estaba a cargo de reformar el servicio postal y trabajaba en la oficina de patentes. Además, escribía libros sobre arquitectura bajo un seudónimo, era artista, crítico musical y organizador de exposiciones nacionales e internacionales", agregó el autor de libros como Stories behind the great traditions of Christmas ("Los relatos detrás de las grandes tradiciones de Navidad").
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Pie de foto,"Cole acudió a un amigo artista con una idea que le permitiría responder su correspondencia en un menor tiempo y así no quedar como un maleducado", aseveró.
En similares términos se pronunció, Marsha Walton, curadora del Museo Shere, la localidad inglesa a unos 54 kilómetros al sur de Londres donde nació Cole en 1808.
"Su invento nació realmente de la necesidad, porque nunca iba a poder responder todas las cartas que había recibido", dijo al programa de la BBC Secret Surrey.
Una costumbre que tomó tiempo
Las postales que Cole no envió las vendió a un chelín, alrededor de 6 dólares actuales, aunque bajo el seudónimo de Felix Summerly, reseña la página web del Museo del Correo de Reino Unido.
Para intentar vender las tarjetas, el inventor publicó un aviso en un diario con el siguiente mensaje: "Recién publicada. Una tarjeta de felicitación navideña: o una imagen emblemática de una antigua festividad inglesa para perpetuar los buenos recuerdos entre amigos queridos".
Aunque la receptividad inicial no fue masiva —el costo era elevado—, la idea agradó a las clases pudientes.
"Las personas que recibieron la tarjeta al año siguiente fueron a la misma imprenta e hicieron imprimir la misma tarjeta para ellos y en 1845 muchos ricos británicos se enviaban tarjetas entre sí y encargaban proyectos de arte para hacerlas", afirmó Collins.
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Pie de foto,Sin embargo, no fue sino décadas después que esta costumbre se masificó.
"Hubo que esperar hasta la década de 1860, cuando las tarjetas se volvieron accesibles para todas las clases sociales porque se abarató su impresión y su envío", precisó el historiador.
Collins también destacó que la solución de Cole para responder su correspondencia navideña sirvió para comprobar la eficacia de las reformas administrativas y técnicas que impuso en el sistema postal británico.
El inventor fue el responsable de modificar el complicado sistema de tarifas vigente hasta el momento y lo reemplazó por uno de un pago único de un penique, que sirvió para masificar el servicio, se recuerda en el sitio web del Museo Victoria y Alberto.
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Pie de foto,Mejorando la imagen
La tarjeta de Cole apareció justo el mismo año en que el famoso escritor inglés Charles Dickens publicó su célebre A Christmas Carol ("Cuento de Navidad").
El cuento sobre el despiadado banquero Ebenezer Scrooge, quien es visitado por tres espíritus durante la Nochebuena, es considerado por historiadores como una pieza fundamental para el resurgimiento de la festividad en Inglaterra y en aquellos países con fuerte presencia de la Iglesia anglicana.
"Para 1843, la Navidad era ignorada por la Iglesia de Inglaterra, porque aún era una fiesta ruidosa, con mucha bebida y desenfreno. Era como un Carnaval, pero con esteroides", apuntó Collins.
"El antiguo villancico inglés We Wish You a Merry Christmas ('Feliz Navidad a todos'), era cantado por gente a las puertas de las casas de los ricos en Nochebuena para pedir no solo pudín de higos, como dice en una de sus estrofas, sino también para demandar dinero, cerveza o cosas por el estilo", agregó.
"En cambio, en Alemania y Europa del Este la fiesta era una celebración familiar. Y cuando la reina Victoria se casó con el príncipe Alberto, que era alemán, él llevó esas tradiciones al palacio y la Navidad se transformó en una fiesta centrada en la familia y en los niños. La tarjeta de Cole reflejaba esa nueva forma de celebrar la ocasión y ayudó a difundirla por todo el país y luego por el mundo", dijo el historiador estadounidense.
"Así, la tarjeta cumplió dos funciones: estableció una forma de saludar y mantener el contacto con los familiares y amigos que se encontraban en lugares lejanos, y reforzó la idea de la Navidad como fiesta familiar", agregó.
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Pie de foto,El padre de una nueva industria
A lo largo de su vida, Cole fue responsable de proyectos concretos como la gran exposición que se celebró en Londres en 1851 y la construcción del emblemático Royal Albert Hall, pero también vio cómo su idea de felicitar la Navidad con una postal ilustrada devino en toda una nueva industria.
"Supongo que abrió las puertas a la industria de las tarjetas de felicitación, aunque nunca lo previó", admitió Collins.
A partir de esta idea, luego surgieron las postales para celebrar el día de los enamorados o saludar por los cumpleaños.
Solamente en Estados Unidos y en Reino Unido se enviaron cerca de 1.000 millones de tarjetas navideñas en 2024, de acuerdo con datos de los servicios postales de ambos países.
Y como si lo anterior no fuera suficiente, la idea del filántropo inglés también influyó en los avances médicos.
"Sin tarjetas navideñas, no habrían existido los sellos navideños que recaudaron fondos para causas como la búsqueda de la cura para la polio", agregó el historiador estadounidense.
Cole, quien murió en 1882, a los 74 años, vivió lo suficiente para ver lo que su solución para evitarse un bochorno terminó siendo una tradición para millones en todo el planeta.
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