La magnitud de la hecatombe electoral del PSOE que se consumó el domingo por la noche en Extremadura, particularmente traumática para el partido al tener como escenario el que ha sido uno su principal bastión junto con Andalucía, no ha sido objeto de autocrítica en la Ejecutiva Federal celebrada este lunes. Durante la reunión a puerta cerrada, Pedro Sánchez básicamente responsabilizó del resultado a la "guerra sucia" que atribuye al PP y Vox contra sus adversarios políticos y a la presidenta autonómica y aspirante a la reelección, la popularMaría Guardiola, por "plegarse a la estrategia nacional", según las fuentes consultadas por este periódico.
Además, el líder de los socialistas los culpó de haber "deshumanizado" a su candidato, Miguel Ángel Gallardo, que concurrió a este proceso electoral a la espera de sentarse en el banquillo por el presunto enchufe del hermano del presidente del Gobierno en la Diputación de Badajoz. Desde la dirección de Ferraz le han agradecido públicamente su "buen trabajo" en la campaña horas antes de que anunciara su dimisión durante una reunión de urgencia de su dirección regional.
El análisis que la cúpula socialista nacional ha trasladado a los medios de comunicación es que la abstención ha tenido un peso determinante en su resultado catastrófico en Extremadura, donde han tocado suelo con 18 diputados -10 menos que en 2023- y un 25,7% de los sufragios, frente al 39,9% de hace dos años. "No hemos sabido movilizar, eso está claro. Pero nuestro voto está en casa, es recuperable", argumentan.
En privado, Sánchez reconoció además en la Ejecutiva Federal que detrás de los más de 106.000 apoyos que han perdido en las urnas respecto a los últimos comicios autonómicos ha habido también un trasvase hacia el PP y a la coalición liderada por Podemos, que ha subido de cuatro a siete escaños. No obstante, expresó su confianza en que son votos que volverán al PSOE cuando se celebren las elecciones generales, que reiteró que no tiene intención de convocar antes de 2027.
En el análisis interno del escrutinio extremeño realizado en Ferraz no se evaluó el impacto que pueden haber tenido la multiplicación de casos de corrupción que afectan al partido y al Gobierno ni la polémica por la cascada de denuncias por acoso sexual contra cargos socialistas que estalló en plena campaña. Tampoco se puso en duda la idoneidad de un candidato procesado que se ha enfundado el traje de víctima de una "denuncia falsa" para proclamar en buena parte de sus mítines que su procesamiento por los presuntos delitos de prevaricación administrativa y tráfico de influencias quedará "en nada".
Fuentes del PSOE extremeño consultadas por este periódico sí reconocen en cambio que todo este contexto ha propiciado "una opinión pública muy tóxica" que ha derivado en "un Vox al alza", con un crecimiento de cinco a 11 diputados en la Asamblea regional. "Eso es alimentar la antipolítica. Y genera una sensación en la ciudadanía de que la política no está sirviendo, que sirve simplemente para que una serie de personas se lucren de ella o alimenten sus vicios", exponen.
Miguel Ángel Gallardo, ex líder del PSOE extremeño.A. DI LOLLIMUNDOUn sector del partido regional también recrimina a Ferraz que no tuviera la "voluntad" de evitar que Gallardo se presentase a las elecciones y ponen como ejemplo de lo contrario el caso de la federación aragonesa, donde la dirección nacional sí maniobró para evitar que Javier Lambán pudiera situar a su delfín en la secretaría general colocando en su lugar a la ya ex ministra de Educación y portavoz del Gobierno Pilar Alegría. Además, se echa en cara al ex alcalde de Villanueva de la Serena que no presentara un proyecto que "convenciera a la ciudadanía extremeña": "Lo del domingo fue la crónica de una muerte anunciada y es una pena tener que llegar a una debacle de este tipo".
La misma noche del escrutinio el líder del PSOE en Extremadura dejó abierta la puerta a una dimisión que ha terminado consumándose este lunes sin que el equipo de Sánchez haya hecho ninguna otra consideración pública que mostrar su "respeto" a los tiempos y las decisiones que se fueran a tomar en una de las contadas federaciones del partido que no están alineadas con el líder. "Cualquier otra cosa sería una imposición", zanjaron.
En la reunión de este lunes, el presidente pidió a los suyos que trasladen el mensaje de que, tras el crecimiento de la derecha y la ultraderecha en uno de sus feudos tradicionales, están "convencidos" de que son "más necesarios que nunca". En su equipo se afanaron después en tratar de justificar por qué en esta cita con las urnas -a diferencia de las generales de 2023- ya no ha calado entre su electorado la estrategia de alentar el "miedo" a Vox con el argumento de que es porque existe un Gobierno central que "protege" de las políticas que el partido de Santiago Abascal impulsa con el PP en las autonomías.