Es inquietante, pero tiene su lógica independentista que, tras escuchar a Pedro Sánchez, el portavoz de Junts, Josep Rius, emplazara este lunes a Esquerra Republicana a trabajar conjuntamente en el Congreso de los Diputados para «aprovechar la debilidad histórica» del Gobierno central y obtener «el máximo rendimiento nacional» para Cataluña.
El presidente del Gobierno, en nueva muestra de debilidad, propone, por primera vez, publicar las llamadas balanzas fiscales -que es el saldo de lo que aporta o recibe cada comunidad autónoma del Estado- con una metodología de cálculo que acepte Junts. Este partido lleva tiempo reclamando su publicación para poder acreditar que existe un «expolio» a Cataluña que el Estado debe compensar.
La oferta de Sánchez supone, por tanto, calcular el llamado 'España nos roba' como desean los que acuñaron la tan polémica expresión. También dispara la llamada «financiación singular» que puede lograr Cataluña en los acuerdos del PSOE con sus socios independentistas para intentar seguir en el poder.
Sánchez deslizó este relevante gesto en su intervención de este lunes en Moncloa como si fuera un tecnicismo, pero implica potencialmente ceder 20.000 millones de euros anuales más para la Generalitat de Cataluña en el futuro sistema de financiación. La razón es que, según el partido que lidera Carles Puigdemont, el déficit fiscal de Cataluña supera los 22.000 millones anuales. Coincide en esa cifra con Esquerra Republicana y Salvador Illa, el actual presidente de la Generalitat, la firmaría encantado.
El presidente soltó esta oferta negociadora aprovechando una pregunta sobre la relación con Junts. Admitió que «está rota», pero insistió en tender la mano con este gesto: «Estamos trabajando precisamente para que cuanto antes podamos publicar las balanzas fiscales con una metodología acordada por parte de Junts y lógicamente del Gobieno de España y esperamos tener resultados pronto». Con «pronto» se entiende que después de las eleccione en Extremadura, porque sería la puntilla para las escasas posibilidades del candidato socialista, Miguel Ángel Gallardo.
Hasta ahora Sánchez había explicado que, sobre este tema de las balanzas, el problema es que Hacienda discrepa de los cálculos de Junts. La vicepresidenta primera, María Jesús Montero, no los ha bendecido hasta ahora y en los informes técnicos de Hacienda no se admite que Cataluña esté infrafinanciada como sí sucede a la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía o Castilla-La Mancha.
En esa línea, hace apenas dos semanas, en una entrevista en TVE, el presidente del Gobierno subrayó que «sobre las balanzas fiscales hay una discrepancia en cuanto a la metodología». Pero tras la resistencia de Junts a volver a brindarle apoyo, este lunes ofreció que lo que se publique tenga el acuerdo previo de los independentistas, en nuevo atentado a la multilateralidad defendida hasta esta legislatura por el propio PSOE.
Fuentes de Junts acogen con escepcticismo el anuncio del líder del PSOE. En este partido admiten a este diario que ha habido intercambios en los últimos meses y semanas con el Gobierno, antes de la ruptura, sobre la metodología a aplicar y las posiciones siempre han estado muy lejos.
Sánchez da ahora señales de flexibilidad para intentar desbloquear este espinoso asunto económico ,que le vale además para atraerse también a Esquerra.
El riesgo para otros territorios incluso de gobierno socialista como el de Emiliano García-Page es que el nuevo impulso a las balanzas fiscales coincide con otro intento del Gobierno que afecta a todos. Montero se ha comprometido a presentar en el primer trimestre del año un nuevo modelo de financiación autonómica.
Por tanto, si Junts y ERC logran que se les reconozca previamente el fuerte déficit fiscal que dicen que tiene Cataluña, esta comunidad partirá con un gran punto de partida para lograr la mejor porción del nuevo pastel de la financiación. Incluso sería el modo de que Sánchez tuviera quizá votos para el nuevo modelo.
El director de Fedea y experto en financiación autonómica, Ángel de la Fuente, no cree en la objetividad de las balanzas fiscales y, si se hacen, «se verán problemas significativos de inequidad territorial. pero entre ellos no está el sistemático maltrato fiscal de Cataluña». Eso, salvo que el cálculo lo haga el interesado al que corteja Moncloa.