¿Qué fue lo que pasó? AT2025ulz volvió a brillar y su luz cambió a tonos azulados, además de mostrar hidrógeno en su espectro, una firma típica de supernovas, no de kilonovas. Este patrón no encajaba con lo esperado en una kilonova “clásica”, y aunque no se espera que las supernovas de galaxias distantes generen suficientes ondas gravitacionales como para ser detectables por LIGO y Virgo, algunos astrónomos concluyeron que AT2025ulz fue desencadenado por una típica supernova de baja intensidad y que no estaba relacionado con la señal de ondas gravitacionales detectada.
“Todos se esforzaron intensamente en observarla y analizarla, pero luego empezó a parecerse más a una supernova, y algunos astrónomos perdieron el interés. Nosotros no”, dijo la profesora Kasliwal, autora principal del trabajo.
Doble explosión
El equipo detrás del estudio se preguntó entonces: ¿y si la supernova y la kilonova ocurrieron prácticamente al mismo tiempo? Según esta hipótesis, la estrella progenitora podría haber colapsado y producido dos estrellas de neutrones (al menos una mucho menos masiva que nuestro Sol), que rápidamente se fusionaron en una kilonova. La explosión original de la supernova, al expandirse, habría oscurecido la señal de la kilonova, haciendo que los astrónomos vieran primero una explosión roja (como el de una kilonova) y luego una evolución más parecida a una supernova.
"La única forma que han ideado los teóricos para generar estrellas de neutrones subsolares es durante el colapso de una estrella que gira muy rápido", indicó Brian Metzger, coautor del estudio. "Si estas estrellas 'prohibidas' se aparean y fusionan emitiendo ondas gravitacionales, es posible que dicho evento venga acompañado de una supernova en lugar de verse como una simple kilonova".
Recibe en tu correo lo más relevante sobre innovación e inteligencia artificial con el newsletter de WIRED en español.ArrowEn resumen, este escenario combina dos eventos cósmicos en cadena: primero el colapso de una estrella masiva en una supernova, seguido casi de inmediato por la fusión de dos núcleos compactos que generan una kilonova. Si bien esta idea ha sido propuesta teóricamente en el pasado, nunca antes se había observado un evento así: una “superkilonova”.
El equipo científico subraya que la evidencia aún no es concluyente y que se necesitan más observaciones de eventos similares para confirmar la existencia de superkilonovas. “No sabemos con certeza si lo que hallamos fue una superkilonova, pero el evento no deja ser asombroso", agregó la profesora Kasliwal.
Futuras instalaciones astronómicas, como el Observatorio Vera Rubin o nuevos telescopios espaciales, podrían ayudar a detectar más de estos fenómenos complejos, como las kilonovas, cuyas señales, por ahora, quedan enmascaradas por otros fenómenos más brillantes o “normales” como las supernovas.