Un gesto vale más que mil palabras. Y estos días en el Gobierno no había palabras, sólo gestos cuando se preguntaba a los ministros por Extremadura. Resoplaban. «¡Pffff!». Negaban con la cabeza. «Está complicado»; «misión imposible», eran las previsiones más optimistas. Conscientes de la bofetada, el Ejecutivo lleva días poniéndose la venda antes de la herida, esgrimiendo que esta campaña no incumbe a La Moncloa o que el fracaso es para el PP porque sigue dependiendo de Vox. Pero la catástrofe -peor resultado histórico, 25% y 18 escaños- hace inviable que el Ejecutivo esté ajeno. Los comicios son el primer espejo en el que se miran los socialistas tras los escándalos por presunta corrupción y las denuncias por acoso a cargos del partido. Y el reflejo es algo que se masca desde hace tiempo: un partido débil y en retroceso. Desencanto.
Sánchez acudió a tres actos de campaña -apertura, acto central y cierre-, más otra visita en precampaña. Defienden en el Ejecutivo que eso es muestra de su «implicación», pero que quien se la jugaba era el candidato extremeño y no el presidente del Gobierno. Aunque la estrategia de Sánchez de confrontar directamente con los barones populares, vistiéndose como el candidato in pectore en las autonomías, y el impulso que se quiso dar desde La Moncloa, por ejemplo, dando luz verde a finales de noviembre a una inversión de 752 millones para impulsar en Trujillo una planta del sector de los chips, denotan que el Ejecutivo no fue un factor ajeno.
En el Gobierno y el PSOE existía la convicción de que, a diferencia de lo que pasó en citas anteriores, en Extremadura Pedro Sánchez sumaba y no restaba a la marca.
Pero el PSOE se añugó en tierras extremeñas, un bastión tradicional de los socialistas, un territorio donde han coleccionado mayorías absolutas. Ni el supuesto tirón que veían en Sánchez sirvió para paliar la hecatombe. «No hemos sabido movilizar», lamentaron fuentes socialistas al más alto nivel. «Hasta en nuestros municipios la gente se ha quedado en casa». Y a toro pasado, una evidencia que todos sabían desde el principio: el condicionante de ir a unas elecciones con un candidato procesado por un supuesto enchufe al hermano del presidente del Gobierno en la Diputación de Badajoz. El juicio se celebrará en mayo. «No era el candidato más idóneo». Gallardo no era el hombre de Sánchez, que le presentó una rival en las primarias para apartarlo, pero terminó dándole su apoyo tras ganar las primarias del partido. «No había tiempo de cambiarlo», exponen fuentes socialistas.
Elecciones Extremadura 2025
BuscarJunto a las circunstancias del candidato socialista, estas elecciones se han celebrado en plena goteo de presuntos casos de corrupción que operaron dentro del PSOE y del Gobierno y de denuncias por acoso a cargos del partido y una revuelta interna por la gestión de Ferraz de estos. «Es evidente que la política nacional tiene un impacto aquí en Extremadura y en cualquier pueblo y cualquier rincón de España», reflexiona un dirigente socialista extremeño. «Es imposible aislarse del contexto nacional», señala otro dirigente del partido. Ha sido la primera prueba de fuego para el PSOE y el Gobierno tras la entrada en prisión de José Luis Ábalos y Santos Cerdán, de la ampliación de los protagonistas de las presuntas tramas corruptas, salpicando a un ex presidente de la Sepi nombrado por los socialistas, y con la explosión de un Me Too interno.
En La Moncloa tratan de restar dramatismo a la cornada. «No es un buen resultado, pero no hay sorpresa», exponen en alusión a que se lo esperan. Pretenden dotar de normalidad un batacazo sin precedentes para el partido en Extremadura, su peor resultado histórico. Muestra de ello es que Sánchez busca pasar página este mismo lunes nombrando a la nueva portavoz del Gobierno -comparece a las 08.30 de la mañana-.
«El Gobierno no va a caer por Extremadura», sostienen fuentes gubernamentales. «Ni por este ciclo electoral que se ha montado el PP», añaden, en referencia a las próximas citas que se celebrarán en Aragón, Castilla y León y Andalucía. El análisis que hacen es que estos comicios son un «fracaso» para el PP. La victoria del Gobierno, sabiendo de la calamidad que se les venía encima, era que los populares siguieran dependiendo de Vox. Y así ha sido. «Su estrategia nacional ha fracasado. Convocaron pensando en una mayoría absoluta».
Elecciones Extremadura 2025
Esa dependencia del PP de Vox permite al Ejecutivo intentar articular un discurso que presente a Alberto Núñez Feijóo como un líder «débil» atado a Santiago Abascal. Y que ahora en Extremadura pase como en la Comunidad Valenciana, y las exigencias de Vox les faciliten acudir al mensaje del miedo y de qué puede pasar si llegan al poder los partidos de derecha. El planteamiento de Sánchez es que ahora llegan las vacaciones de Navidad y a la vuelta en enero tratará de retomar la iniciativa con una batería de medidas impulsadas desde el Gobierno. Lo que ya quisieron hacer en septiembre tras el «shock» que supuso el informe Cerdán de la UCO.