- RICARDO T. LUCAS
- Más de 1,5 millones de trabajadores faltan cada día a su puesto, el 20% sin baja médica
- El Círculo de Empresarios reclama un acuerdo de Estado contra el absentismo laboral
Las organizaciones empresariales alertan de que el rápido aumento de las ausencias al puesto de trabajo supone una factura creciente que está obligando a reducir sus planes de contratación.
Todas las organizaciones empresariales señalan al elevado absentismo laboral como el mayor problema de la economía española en estos momentos. Por encima incluso de la baja productividad -con la que está directamente relacionada-, la asfixiante presión fiscal o la inseguridad jurídica que compromete millones de inversiones cada año.
Se trata de un fenómeno en auge que tiene un coste cada vez mayor para las cuentas de las empresas, para las mutuas de accidentes y para la Seguridad Social. Sin embargo, ni es un asunto que forme parte del debate público ni está en la agenda del Gobierno. Según los últimos datos de la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo y del Ministerio de Seguridad Social, el coste directo ha pasado de representar 10.134 millones de euros hace diez años a superar los 32.000 millones de euros este ejercicio.
Un crecimiento muy superior al de la población activa, que ha pasado en el mismo periodo de 18 millones de personas trabajando a los 22 millones de ocupados recogidos por la Encuesta de Población Activa más reciente, del tercer trimestre, lo que da la medida de cómo se han acelerado las faltas al puesto de trabajo desde la pandemia.
En efecto, la crisis del Covid marcó un punto de inflexión en la factura del absentismo, medida por el coste para las mutuas de accidentes y para las empresas, aunque el gasto se ha descontrolado desde el año 2022 (ver gráfico adjunto). Hasta el punto de que según las organizaciones empresariales ya está afectando a los niveles de contratación, sobre todo en los sectores con mayor peso de la mano de obra.
La combinación de mayores cotizaciones sociales derivada de las subidas aplicadas por el Gobierno cada año y el creciente coste de las ausencias al puesto de trabajo está disparando el coste de mantener las plantillas, reduciendo con ello el margen de las empresas para incorporar a nuevos trabajadores. Los costes laborales acumulan ya 19 trimestres en ascenso. El impacto es más acusado para las compañías de menor tamaño. De hecho, los expertos apuntan al contraste entre el crecimiento de las contrataciones para la época de Navidadrealizadas por los grandes hipermercados y el fuerte descenso en el pequeño comercio. A lo cual se suman los problemas que denuncian cada vez más empresas para cubrir sus vacantes, sobre todo en la construcción, en la hostelería y en el transporte.
Medidas urgentes
Ante las proyecciones de que las faltas al puesto de trabajo volverán a dispararse a lo largo de 2026, el Círculo de Empresarios ha reclamado un pacto nacional entre gobierno, agentes sociales y mutuas para tomar medidas que puedan frenar esta escalada. Entre ellas, agilizar el proceso de alta laboral para las personas con una incapacidad temporal de corta duración, un mayor control sobre las ausencias reiteradas pero breves, así como reforzar las plantillas de los centros de salud que gestionan la mayoría de los procesos por incapacidad temporal.
En el último lustro, la duración de las bajas por contingencias profesionales han tenido un crecimiento moderado, mientras que las incapacidades temporales por enfermedad común se han disparado. Mientras que las primeras se prolongan en promedio 37,3 días, las segundas ya duran 40,9 días. En el caso de los trabajadores autónomos, los periodos de baja registran una duración promedio de 83,46 días. Tan sólo el 16% de los procesos de baja se extiende durante más de un año.
En todos los casos se trata de procesos bastante más dilatados que en el resto del continente, puesto que en los países centroeuropeos el promedio se sitúa en 14 días de ausencia al puesto de trabajo, mientas que en los nórdicos aumenta hasta los 27 días en promedio.
Aunque las mediciones sobre el impacto del absentismo sobre el PIB difieren, con una horquilla entre el 3% y el 5,4% de la riqueza nacional, lo que resulta incontestable es que la pérdida cada año de 368 millones de jornadas de trabajo representa un coste de oportunidad muy elevado para una economía que registra las mayores tasas de paro de toda la Unión Europea. Esta cifra ha crecido un 52% desde 2018 y, según las empresas, supone un freno a sus planes de contratación para los próximos años.
Un 16,6% de los ocupados acapara el 70% de las bajas
Uno de los elementos distintivos del absentismo en nuestro país respecto a otros de la zona euro es la excesiva concentración de las bajas laborales en una relativamente reducida capa de la población ocupada. Un reciente estudio del Ivie detalla que tan sólo un 16,6% de los trabajadores en activo (algo más de 3 millones de personas) absorben hasta el 69,6% de las ausencias al puesto de trabajo que se producen cada año. Una recurrencia estadística que resulta anómala en comparación con los países del resto del continente. Según este 'think tank', la reincidencia explica el 64,5% de las jornadas de trabajo perdidas, y es lo que explicaría el crecimiento en espiral del absentismo desde la pandemia, con la acumulación de varias bajas de corta duración al año por cada uno de los repetidores. El volumen de ocupados con varias bajas al año ha crecido en 12,6 puntos desde 2018. La mayor incidencia de este fenómeno se produce en el norte de la Península (Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco), en la provincia de Barcelona y en las Islas Canarias.
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