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El presidente de Anfac, Josep Maria Recasens, advierte de que el principal problema al que se enfrenta la industria española de automoción no es la demanda de vehículos eléctricos, sino la oferta, ya que gran parte de la cadena de valor depende de la producción de las fábricas españolas.
La industria española del automóvil se está transformando hacia la movilidad eléctrica en un entorno de incertidumbre regulatoria y de máxima competencia con nuevos rivales llegados de Asia, principalmente fabricantes de coches eléctricos procedentes de China.
Según explicó ayer el presidente de Anfac, Josep Maria Recasens, la industria española está "obligada a realizar una transición hacia el vehículo eléctrico" si no quiere perder su posición de privilegio dentro de la Unión Europea (es el segundo mayor productor europeo de vehículos después de Alemania) y, sobre todo, para no poner en riesgo la cadena de valor de la industria de automoción, que genera 85.000 millones de euros al año y da empleo a 1,9 millones de personas.
"A día de hoy, el sector en su conjunto (entre fabricantes de vehículos, baterías, componentes, financiación, aseguradoras, etc) estamos generando 85.000 millones de valor agregado bruto. La ambición, y para eso es el Plan España Auto 2030, es aumentar esta cifra a 120.000 millones de euros. En este caso, como nos basamos en la premisa del Objetivo 55 y el Pacto Verde Europeo, asumimos que en el horizonte de 2035 el 100% de los vehículos producidos en España deberán de ser eléctricos", dijo Recasens en un encuentro con periodistas para desgranar el Plan España Auto 2030, desarrollado de forma conjunta entre el sector del automóvil y el Gobierno, y en el que también han participado de forma activa todas las comunidades autónomas, los partidos políticos, las asociaciones y hasta los sindicatos.
El presidente de la patronal de fabricantes españoles, y director global de estrategia, producto y planificación de Renault Group, explicó que la ambición del sector español de automoción es "mantener, como mínimo, el empleo que generamos a día de hoy, 1,9 millones de personas". Además, el sector quiere continuar siendo el segundo productor europeo de automóviles. "En función de las perspectivas de ventas que tenemos en Europa, aspiramos a producir 2,7 millones de vehículos al año en España", afirmó el directivo catalán.
Recasens explicó que "casi la totalidad" del valor agregado bruto a día de hoy está en la parte de motores de combustión, mientras que el valor agregado bruto en el mundo del vehículo eléctrico "es muy marginal". "Esta es una señal de alerta, porque si el mercado está virando con mayor o menor velocidad al vehículo eléctrico, es importante que nuestro ecosistema sea capaz de transicionar a la misma velocidad que lo está haciendo el mercado. Si no lo hacemos, todo esto que tiene un peso importante en empleo, actividad, balanza comercial y exportación está en riesgo de desaparecer", advirtió el presidente de Anfac.
El presidente de Anfac, Josep Maria Recasens."Es la oferta, no la demanda"
El directivo insistió en que lo que está en riesgo en España es la parte industrial y de producción relacionada con el sector de automoción. "El problema es la oferta, no la demanda", dijo Recasens.
"No está en riesgo la parte de ventas. Vendamos o no coches con motores de combustión, de gas, híbridos, híbridos enchufables o eléctricos, estos coches se tendrán que financiar, se tendrán que asegurar, se van a tener que reparar y se van a reciclar, independientemente de la tecnología o el tipo de motorización que lleven estos vehículos. Por contra, la parte de la oferta sí que está en riesgo, si no somos capaces de transformarla a lo que el mercado o la legislación nos pide que cumplamos", explicó.
Según el portavoz de los fabricantes españoles, el impacto económico de la cadena de valor podría caer drásticamente si la industria no se transforma hacia el coche eléctrico. "¿Qué pasaría en 2035 si no hiciéramos nada? El primer mensaje es que pasaríamos de 85.000 millones de euros a 78.000 millones de euros de valor agregado bruto", alertó Recasens.
"Si no hacemos nada, la parte de la oferta puede sufrir un impacto del 35% respecto a lo que estamos haciendo a día de hoy", insistió el presidente de Anfac. "Como no hacer nada no es una opción, lo que persigue el Plan España Auto 2030 es ser capaces de capitalizar y llegar a 120.000 millones de euros. Y, sobre todo, defender la parte de la fabricación (de vehículos, baterías y componentes) pasando de 41.000 millones a 55.000 millones de euros", sostuvo el directivo español.
15.000 millones para electrificación
Las plantas españolas de vehículos se están adaptando poco a poco a la fabricación de coches eléctricos, para lo que requieren una inversión conjunta de entre 14.000 y 15.000 millones de euros, según recoge el Plan España Auto 2030.
De este total, unos 4.000 millones están cubiertos por la herramienta del Perte del vehículo eléctrico y conectado (VEC), que recoge medidas de impulso a la electrificación en la industria automovilística española. Sin embargo, será necesaria una inversión extra de entre 10.000 y 11.000 millones para completar la transformación de las plantas nacionales a la producción de eléctricos.
Entre las posibilidades que tiene España, según explicó el presidente de Anfac, se encuentra la opción de atraer nuevas inversiones de compañías chinas, como BYD, SAIC Motor, BAIC o GWM, que buscan localizaciones en Europa para instalar nuevas plantas y esquivar aranceles al eléctrico chino.
Josep Maria Recasens (Anfac), con Pedro Sánchez, los ministros Jordi Hereu y Sara Aagesen y el presidente de Sernauto, Javier Pujol.Inversores chinos
"Necesitamos atraer nuevas inversiones de fabricantes establecidos en España o de nuevos fabricantes asiáticos y americanos que no están en el país, pero que por estrategia quieren venir a Europa, y dar la posibilidad de que se establezcan en España y no en otros países de la Unión Europea", dijo Recasens. "Necesitamos que esos fabricantes se establezcan en España y nos ayuden a aprender su tecnología, a crear valor y a que los conocimientos técnicos y la propiedad intelectual se queden en España", añadió.
Según el presidente de Anfac, las condiciones en España necesitan ser "lo más competitivas y atractivas posible para atraer inversiones de fabricantes asiáticos y americanos, y transfieran su 'know-how' (conocimientos) a España". Para ello citó aspectos o ejes clave como la productividad laboral, los costes energéticos, la producción de energías renovables, la infraestructura y los costes logísticos. "Estas condiciones harán que el inversor de Asia pueda escoger dónde establecerse. Si no las encuentra en España no va a venir", explicó.
La hoja de ruta desarrollada por el sector y el Gobierno contempla que España alcanzará una producción anual de 2,7 millones de vehículos para 2035, en comparación con los 2,4 millones del año pasado. Esta subida representa la producción de una fábrica de tamaño medio de un fabricante -GWM quiere instalar una factoría con 300.000 unidades de capacidad en Hungría o España-. En caso de que España reciba estas inversiones de hasta 11.000 millones para electrificar sus fábricas, estaría en disposición de producir unos 2,5 millones de vehículos eléctricos e híbridos enchufables para 2035.
Fábricas de baterías
El documento también recoge grandes ambiciones en el campo de las baterías para vehículos eléctricos. La previsión es captar alrededor de 10.000 millones de inversión en este negocio hasta 2035. "Queremos doblar la cantidad de proyectos en fabricación de baterías", afirmó Recasens.
Actualmente hay unos 4.700 millones de euros que se corresponden con proyectos ya en marcha, como las gigafactorías de PowerCo (Volkswagen) en Sagunto (Valencia) o de Envision en Navalmoral de la Mata (Cáceres). La idea es captar 5.000 millones de inversión adicional en este entorno, que se concentrarán especialmente en la actividad de producción de celdas y también del paquete de baterías, aunque también habrá proyectos en materia de reciclaje y segunda vida de estos componentes o en factores como minería o refino de materias primas.
Todos estas iniciativas están en línea con la previsión del plan de movilizar entre 36.000 y 39.000 millones en inversiones público-privadas en el sector en los próximos cinco años y de llegar a un valor añadido bruto sectorial de 120.000 millones para 2035, un 40% más que en 2024.
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