- El Gobierno tratará de igualar fiscalmente diésel a gasolina y renuncia a 60.000 millones en crédito europeo
- Economía simplifica los compromisos para desbloquear los 25.000 millones restantes en ayudas europeas
- Editorial. Peligroso retraso con los fondos europeos
La pérdida de ambición reformista del Gobierno ha frenado la llegada de los desembolsos.
La historia de la gestión de los fondos europeos por parte del Gobierno de Pedro Sánchez es la de una oportunidad inédita desaprovechada para transformar las estructuras productivas de nuestra economía. Lo que se presentó en plena crisis provocada por la pandemia del Covid-19 como la palanca definitiva para impulsar, gracias a la mayor inyección de fondos públicos en las últimas décadas, las transformaciones pendientes para garantizar la prosperidad futura ha terminado teniendo una incidencia muy inferior a lo prometido. Lo cual es achacable a la escasa ambición de las reformas implementadas por el Ejecutivo, distantes en su mayoría del espíritu de los cambios comprometidos con las autoridades comunitarias en contraprestación a los multimillonarios desembolsos de recursos desde las arcas de Bruselas, y a la pérdida de apoyos parlamentarios de PSOE y Sumar, lo que ha hecho inviable sacar adelante alguna de las medidas pendientes.
Sirve como prueba la tantas veces anunciada subida fiscal del diésel, de impopular factura política, y que Moncloa ha vuelto incluir en la enésima revisión a la baja de los objetivos del plan de recuperación, a pesar de reconocer que no podrá aplicarla por la falta de apoyos de sus aliados de legislatura, y por tanto se perderán los fondos asociados a esta medida. Pese a ello, la hoja de ruta validada ayer por el Consejo de Ministros después de haberla consensuado con Bruselas durante meses debería allanar la llegada de 25.000 millones de euros adicionales hasta finales del próximo año.
Sin embargo, la otra cara de la moneda es que por el camino el Ejecutivo ha terminado renunciado a solicitar el equivalente a dos terceras partes de la línea de préstamos preasignados -unos 60.000 millones- del megaplan europeo contra la crisis pandémica, lo cual reduce a poco más de 100.000 millones de euros el montante total de los recursos recibidos en un sexenio. En 2020 el Ejecutivo proclamaba ufano que nuestro país sería el segundo mayor beneficiario de los pagos de la Unión Europea para impulsar la recuperación posterior al Covid.
Ahora, empero, desde Moncloa se arguye que actualmente resulta más barato buscar financiación en los mercados gracias a la mejora del ráting soberano de España por parte de las agencias de calificación crediticia, que acudir a la ventanilla de Bruselas. En cualquier caso, Sánchez deberá dar cuenta de qué destino y utilidad han tenido los ingentes fondos desembolsados por la UE.
Un aumento asfixiante de la presión fiscalLos desequilibrios que apremia corregirEuropa y la carrera por los recursos naturales Comentar ÚLTIMA HORA-
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