«Pues un tema apasionante el que estamos abordando hoy, porque las empresas públicas...», arrancaba ella misma su intervención.
Y en verdad el momento iba a ser auténticamente «apasionante» aquel 3 de junio de 2022, en el Pabellón Navarra Arena de Pamplona, con el auspicio del Gobierno navarro y con solemne apertura por parte de la mismísima María Chivite.
Pero no por lo que la propia Leire Díez decía en ese inicio de su intervención, apenas 13 minutos prescindibles, soporíferos por predecibles y corporativos... Pero a la larga maravillosamente memorables: en ellos, la entonces directora de relaciones institucionales y filatelia de Correos, hoy la multi-imputada fontanera del PSOE, ya acostumbrada a salir de prisión provisional oculta tras una capucha, ejercía nada menos que de gurú de la «contratación pública sostenible».
Es decir: quien luego iba a ser detenida por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil (UCO) como integrante de una trama de contratos públicos amañados, meses después de ser imputada por pretender montar una trama para desacreditar a la propia UCO y varias causas contra el Gobierno de Pedro Sánchez, ahí estaba, a mediados de 2022, dando lecciones, con un micro inalámbrico a lo Rosalía colgando de la oreja, sobre, atención, «Liderazgo en sostenibilidad para el servicio público» -en efecto, Díez tenía, de una forma u otra, una idea muy propia sobre dicha «sostenibilidad»-.
El magno foro en que esto ocurrió fue el II Encuentro Nacional de Corporaciones Públicas Empresariales, organizado con el subtítulo «Innovación y sostenibilidad como palancas de desarrollo desde el sector público» -y a fe que Díez se habría desarrollado, siempre presuntamente, desde el sector público-.
Organizaba la Corporacion Pública Empresarial de Navarra (CEPN), una especie de SEPI (Sociedad Española de Participaciones Industriales) foral y la apertura del evento había corrido a cargo de la mismísima presidenta de la CEPN, y a la sazón de Navarra, María Chivite.
Quien, a su vez, había recibido en su despacho presidencial, hasta en cuatro ocasiones, al empresario Antxon Alonso, quien en esos años convirtió Servinabar, de una empresa sin empleados, recursos ni experiencia, en una aspiradora de contratos públicos -Alonso acabaría detenido la semana pasada junto a Díez, y junto precisamente a todo un ex presidente de SEPI, Vicente Fernández Guerrero: integraban el chat Hirurok, Los tres en euskera-.
Pero no nos desviemos. Díez intervino aquel día junto a responsables de empresas públicas de Aragón y Extremadura y no, no hace falta que corra el lector a Youtube a repasarla: su intervención es poco más que una retahíla de datos sobre Correos -donde la ex concejal de Vega de Pas (Cantabria) fue colocada entre 2021 y 2023-, lugares comunes sobre medio ambiente, y una última y bucólica reivindicación de los «carteros rurales».
Bromas aparte, la presencia de Díez en aquel foro coincide temporalmente con uno de los extremos que bien podrían formar parte de la investigación que lleva a cabo la UCO con el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz: la fontanera socialista, que aseguraba ir a todas partes por mandato de Pedro Sánchez y Santos Cerdán -socio de Antxon Alonso en Servinabar, el círculo se cierra-, era en el momento en que aquel foro tenía lugar no sólo alto cargo de la pública Correos, sino también vocal del consejo de administración de la privada Cistec, que, según se ha publicado, había recibido un millón de euros de préstamos... Del mismísimo Gobierno navarro -entre otras ayudas-. Leire Díez formó parte del consejo de Cistec entre 2021 y al menos agosto de 2022.
La causa sigue secreta por el momento, y la contratación pública podría haber perdido una gurú. Pero un último detalle deluxe: Servinabar, en otra de las obras investigadas, había reformado, gracias a un contrato público de cuya legalidad se duda ahora, el propio pabellón Navarra Arena en que Díez desplegó su magisterio aquella mañana.