No las busques en el diccionario de la RAE porque los académicos aún no les han encontrado un hueco allí, pero a lo largo de los últimos años dos palabras han ido abriéndose paso en el léxico navideño patrio: "tardebuena y tardevieja". Igual que Nochebuena y Nochevieja, las celebraciones canónicas a las que han empezado a complementar. En realidad ambos términos se explican por sí solos: tardebuena y tardevieja no son otra cosa que el tardeo (un fenómeno al alza) trasladado a las festividades de los días 24 y 31 de diciembre Así de simple, así de eficaz.
La fórmula ha cuajado hasta tal punto en los últimos años que ha pasado de ser un fenómeno difuso y espontáneo a una realidad asentada que mueve a miles de personas, se organiza con semanas de antelación, cuenta con el aval institucional de los ayuntamientos y da un empuje extra a las cajas de los hosteleros.
Nuevos tiempos, nuevas tradiciones. La Navidad es (casi por definición) sinónimo de tradición, pero eso no significa que sea inmutable. Al contrario. A lo largo de los últimos años las fiestas se han enriquecido con nuevos hábitos que, a fuerza de repetición, se han instalado ya en el 'lore navideño' español: las fiestas de encendido de las luces, las pugnas entre ayuntamientos por levantar árboles luminosos XXL, las 'preuvas' y por supuesto la tardebuena y tardevieja.
Celebraciones nuevas que toman el relevo de otras que flaquean.
¿Tardebuena y tardevieja? Exacto. Dos tendencia en expansión y que prácticamente se explican por sí solas. La tardebuena y tardevieja no son otra cosa que la adaptación del tardeo a las dos grandes citas de Navidad: Nochebuena y Nochevieja. La fiesta ya no arranca de noche, con una cena copiosa. Se adelante al mediodía y la tarde, con celebraciones que habitualmente salen de los hogares y se trasladan a espacios públicos como restaurantes, bares, calles y plazas.
No se trata de sustituir a la cena familiar del 24 o la que precede a las 12 campanadas del 31, sino de replantear la celebración con los amigos y la familia, bascular sus horarios para adelantarlos hacia la tarde (incluso al mediodía) en un 'desafío' a las tradicionales cenas que se eternizan y los viejos cotillones.
Un éxito probado. Quizás parezca simple, pero funciona. Si abres Google y escribes "Tardevieja" te encontrarás básicamente con dos cosas: anuncios de ayuntamientos que informan sobre sus celebraciones (la lista es amplia: Petrer, Cartagena, Torremolinos, Boadilla del Monte, Dos Hermanas, Fuenlabrada…) y artículos de periódicos regionales que cuentan cómo las "previas" del 24 y sobre todo 31 de diciembre han ganado popularidad con el paso de los años.
"Es como revivir un día de Fiestas del Pilar en plenas Navidades. Un vermú terrorífico, pero con una facturación maravillosa", explicaba el año pasado al diario 'Heraldo' una hostelera de Zaragoza que relataba cómo la tardebuena y tardevieja se han hecho un hueco por derecho propio en diciembre.
No hay nada escrito sobre cómo celebrarlas, pero lo más habitual es que los tardeos arranquen en las horas previas a la cena, incluso hacia el mediodía (sobre la una o incluso un poco antes), y se prolonguen durante horas, hasta las ocho.
En Xataka
El turrón siempre fue el dulce más popular y democrático de la Navidad. Ahora se está convirtiendo en un lujo
Buscando las causas. Que la tardevieja esté ganando fuerza precisamente ahora y no hace ocho, diez u once años no es casual. Aunque no es fácil acertar con las razones que explican que una tendencia triunfe, lo cierto es que el boom de las "previas" navideñas llega precedido de factores que le han abonado el terreno. El primero (evidente), es la expansión del tardeo en España.
Sea o no causalidad, a medida que la pirámide poblacional del país adelgaza por la base y se ensancha en la franja de entre 30 y 50 años ha ido ganando peso el ocio vespertino. Es decir, locales dispuestos a ofrecer experiencias similares a las de las fiestas nocturnas, solo que en un horario de tarde que evita que el cliente acabe trasnochando o amanezca a la mañana siguiente agotado y resacoso.
La herencia del COVID. Otro factor que ayuda a entender el éxito de la tardebuena o tardevieja es la pandemia. El COVID no solo nos obligó a pasar semanas confinados en casa, también (y tal vez por eso) nos redescubrió el placer de salir y disfrutar de las calles y terrazas, que es precisamente donde se celebran los tardeos del 24 y 31 de diciembre. Así se lo explicaban en 2024 los hosteleros a El Confidencial Digital en un artículo en el que se afirmaba que la asistencia a las previas de Nochebuena y Nochevieja se disparó un 25% en apenas dos años.
¿Hay más? Sí. A todo lo anterior se le pueden añadir otras claves igual de importantes, como que las familias estén menos dispuestas a pasarse horas entre fogones o el aumento de los platos encargados a restaurantes. Si disfrutamos de más ocio las tardes del 24 y 31 es, sencillamente, porque nos organizamos de manera distinta esos días y estamos menos atados a las cocinas.
Otra clave son las ventajas de organizar planes de mediodía y tarde en vez de largas cenas, sobre todo si hay niños de por medio. Como guinda está la apuesta que han hecho no pocos ayuntamientos por las fiestas vespertinas, especialmente en localidades pequeñas donde el tardeo se ha convertido en una oportunidad para celebrar (en comunidad y con música) la Nochebuena o el Fin de Año.
Imágenes | Ayuntamiento de Gijón, Ayuntamiento de Fuenlabrada
En Xataka | Siempre se ha dicho que el Rey de España juega al Gordo con el número 00000. Hay una parte de verdad y otra de mentira
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La noticia
La gran revolución de la Navidad en España no son los millones de luces led: es el auge de la "Tardebuena" y "Tardevieja"
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Carlos Prego
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La gran revolución de la Navidad en España no son los millones de luces led: es el auge de la "Tardebuena" y "Tardevieja"
Con el "tardeo" en alza, cada vez más gente decide adelantar sus celebraciones del 24 y 31 de diciembre
No las busques en el diccionario de la RAE porque los académicos aún no les han encontrado un hueco allí, pero a lo largo de los últimos años dos palabras han ido abriéndose paso en el léxico navideño patrio: "tardebuena y tardevieja". Igual que Nochebuena y Nochevieja, las celebraciones canónicas a las que han empezado a complementar. En realidad ambos términos se explican por sí solos: tardebuena y tardevieja no son otra cosa que el tardeo (un fenómeno al alza) trasladado a las festividades de los días 24 y 31 de diciembre Así de simple, así de eficaz.
Nuevos tiempos, nuevas tradiciones. La Navidad es (casi por definición) sinónimo de tradición, pero eso no significa que sea inmutable. Al contrario. A lo largo de los últimos años las fiestas se han enriquecido con nuevos hábitos que, a fuerza de repetición, se han instalado ya en el 'lore navideño' español: las fiestas de encendido de las luces, las pugnas entre ayuntamientos por levantar árboles luminosos XXL, las 'preuvas' y por supuesto la tardebuena y tardevieja.
¿Tardebuena y tardevieja? Exacto. Dos tendencia en expansión y que prácticamente se explican por sí solas. La tardebuena y tardevieja no son otra cosa que la adaptación del tardeo a las dos grandes citas de Navidad: Nochebuena y Nochevieja. La fiesta ya no arranca de noche, con una cena copiosa. Se adelante al mediodía y la tarde, con celebraciones que habitualmente salen de los hogares y se trasladan a espacios públicos como restaurantes, bares, calles y plazas.
No se trata de sustituir a la cena familiar del 24 o la que precede a las 12 campanadas del 31, sino de replantear la celebración con los amigos y la familia, bascular sus horarios para adelantarlos hacia la tarde (incluso al mediodía) en un 'desafío' a las tradicionales cenas que se eternizan y los viejos cotillones.
Un éxito probado. Quizás parezca simple, pero funciona. Si abres Google y escribes "Tardevieja" te encontrarás básicamente con dos cosas: anuncios de ayuntamientos que informan sobre sus celebraciones (la lista es amplia: Petrer, Cartagena, Torremolinos, Boadilla del Monte, Dos Hermanas, Fuenlabrada…) y artículos de periódicos regionales que cuentan cómo las "previas" del 24 y sobre todo 31 de diciembre han ganado popularidad con el paso de los años.
"Es como revivir un día de Fiestas del Pilar en plenas Navidades. Un vermú terrorífico, pero con una facturación maravillosa", explicaba el año pasado al diario 'Heraldo' una hostelera de Zaragoza que relataba cómo la tardebuena y tardevieja se han hecho un hueco por derecho propio en diciembre.
No hay nada escrito sobre cómo celebrarlas, pero lo más habitual es que los tardeos arranquen en las horas previas a la cena, incluso hacia el mediodía (sobre la una o incluso un poco antes), y se prolonguen durante horas, hasta las ocho.
Buscando las causas. Que la tardevieja esté ganando fuerza precisamente ahora y no hace ocho, diez u once años no es casual. Aunque no es fácil acertar con las razones que explican que una tendencia triunfe, lo cierto es que el boom de las "previas" navideñas llega precedido de factores que le han abonado el terreno. El primero (evidente), es la expansión del tardeo en España.
Sea o no causalidad, a medida que la pirámide poblacional del país adelgaza por la base y se ensancha en la franja de entre 30 y 50 años ha ido ganando peso el ocio vespertino. Es decir, locales dispuestos a ofrecer experiencias similares a las de las fiestas nocturnas, solo que en un horario de tarde que evita que el cliente acabe trasnochando o amanezca a la mañana siguiente agotado y resacoso.
La herencia del COVID. Otro factor que ayuda a entender el éxito de la tardebuena o tardevieja es la pandemia. El COVID no solo nos obligó a pasar semanas confinados en casa, también (y tal vez por eso) nos redescubrió el placer de salir y disfrutar de las calles y terrazas, que es precisamente donde se celebran los tardeos del 24 y 31 de diciembre. Así se lo explicaban en 2024 los hosteleros a El Confidencial Digital en un artículo en el que se afirmaba que la asistencia a las previas de Nochebuena y Nochevieja se disparó un 25% en apenas dos años.
¿Hay más? Sí. A todo lo anterior se le pueden añadir otras claves igual de importantes, como que las familias estén menos dispuestas a pasarse horas entre fogones o el aumento de los platos encargados a restaurantes. Si disfrutamos de más ocio las tardes del 24 y 31 es, sencillamente, porque nos organizamos de manera distinta esos días y estamos menos atados a las cocinas.
Otra clave son las ventajas de organizar planes de mediodía y tarde en vez de largas cenas, sobre todo si hay niños de por medio. Como guinda está la apuesta que han hecho no pocos ayuntamientos por las fiestas vespertinas, especialmente en localidades pequeñas donde el tardeo se ha convertido en una oportunidad para celebrar (en comunidad y con música) la Nochebuena o el Fin de Año.