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¿Un euro alcista para 2026?

¿Un euro alcista para 2026?
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La decisión del Banco Central Europeo de mantener los tipos de interés sin cambios en su reunión del pasado 18 de diciembre, la última del año, refuerza la idea de que la institución se siente cómoda con la actual orientación de la política monetaria. El tipo de facilidad de depósito se mantiene en el 2%, encadenando así cuatro reuniones consecutivas sin modificaciones, tras el último recorte aplicado en junio. Leer
OPINIÓN¿Un euro alcista para 2026?
  • DIEGO BARNUEVO
26 DIC. 2025 - 01:45COSTHANZOEXPANSION

La decisión del Banco Central Europeo de mantener los tipos de interés sin cambios en su reunión del pasado 18 de diciembre, la última del año, refuerza la idea de que la institución se siente cómoda con la actual orientación de la política monetaria. El tipo de facilidad de depósito se mantiene en el 2%, encadenando así cuatro reuniones consecutivas sin modificaciones, tras el último recorte aplicado en junio.

El Consejo de Gobierno considera que la política monetaria se encuentra en una "buena posición" para afrontar el actual entorno de incertidumbre, en un contexto en el que los riesgos para la economía de la zona euro parecen haberse moderado y la inflación continúa en torno al objetivo del 2%. Esta lectura, compartida por el mercado, refuerza la percepción de que el ciclo de recortes ha quedado atrás y de que no se aprecian, por ahora, argumentos claros para una relajación adicional.

En este contexto, si 2025 ha sido un año sólido para el euro, con la moneda común encaminada a cerrar el ejercicio con una apreciación cercana al 13% frente al dólar, 2026 parece apuntar también a nuevos avances frente a la divisa estadounidense. Este fortalecimiento vendría respaldado por una combinación de factores macroeconómicos y monetarios que refuerzan el atractivo relativo de la zona euro, empezando por una economía que está mostrando una mayor resiliencia de lo previsto.

Las previsiones del propio BCE apuntan a un crecimiento del PIB de la zona euro del 1,4% en 2025, apoyado por una demanda interna sólida, capaz de compensar el impacto externo de un entorno comercial más exigente, y del 1,2% en 2026. En el ámbito de los precios, las proyecciones sitúan la inflación en unos márgenes más contenidos, favorecidos por la caída de los precios de la energía. El BCE estima que la inflación general se sitúe en el 2,1% en 2025 y descienda hasta el 1,9% en 2026, mientras que la inflación subyacente se mantendría en el 2,4% y el 2,2%, debido a las presiones inflacionistas del sector servicios.

La estabilización de la inflación en torno al objetivo del 2% debería favorecer, además, la recuperación de la renta disponible y de los salarios reales en 2026, reforzando el consumo privado. Aunque la institución reconoce que las presiones internas tardarán algo más en moderarse, el balance de riesgos se ha vuelto más equilibrado, lo que actúa como ancla de las expectativas del mercado y aporta un soporte adicional a la moneda común.

Contrapeso parcial

A este escenario se suma el impacto esperado del plan de infraestructuras alemán, dotado con 500.000 millones de euros, cuyo efecto debería empezar a reflejarse en los datos macroeconómicos a comienzos de 2026. Este estímulo fiscal actuaría como contrapeso parcial a los efectos negativos de un mayor proteccionismo comercial y contribuiría a sostener una senda de crecimiento resiliente, reforzando el atractivo de la zona euro para los inversores internacionales.

En este contexto, el euro debería verse respaldado también por la evolución del diferencial de tipos de interés frente a Estados Unidos. Mientras el BCE parece dispuesto a mantener los tipos en los niveles actuales durante un periodo prolongado, la Reserva Federal continúa aplicando una política monetaria más expansiva, lo que apunta a un estrechamiento progresivo del diferencial entre ambas áreas. Este factor, tradicionalmente relevante para el cruce euro/dólar, constituye uno de los pilares de la previsión de una apreciación gradual del euro a lo largo de 2026.

Pero este escenario constructivo para el euro no está exento de riesgos. El aumento de los aranceles estadounidenses seguirá pesando sobre la actividad y, a más largo plazo, el margen limitado para una expansión fiscal adicional, los elevados niveles de deuda y la creciente fragmentación política suponen desafíos estructurales para el bloque. A ello se suman las dificultades para avanzar en reformas clave y las tensiones presupuestarias en algunas grandes economías europeas, factores que podrían reintroducir episodios de volatilidad.

Aun así, tomando el conjunto de los factores descritos, el escenario central apunta a avances graduales del euro frente al dólar en 2026, apoyados en un estrechamiento de los diferenciales de tipos a ambos lados del Atlántico, un crecimiento más resiliente y un entorno macroeconómico que, por ahora, juega a favor de la moneda común.

Diego Barnuevo | Analista de mercados en Ebury

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Fuente original: Leer en Expansión
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