- SERGIO SAIZ Nueva York
El banco central estadounidense aplica una rebaja de un cuarto de punto al precio del dinero, la tercera consecutiva en la que va de año, aunque los inversores temen que será la última, como mínimo, hasta marzo de 2026. Las previsiones de la Fed apuntan a un único recorte el próximo año o, en el mejor de los escenarios, a dos.
La Reserva Federal ha rebajado hoy los tipos de interés en un cuarto de punto, hasta situar el rango oficial entre el 3,5% y el 3,75%, en la que ya es la tercera bajada consecutiva en lo que va de año. El movimiento, ampliamente descontado por Wall Street, se produce en un momento de máxima división en el seno del banco central estadounidense, entre quienes creen que es necesario seguir avanzando por esta línea ante el debilitamiento del mercado laboral y los partidarios de pisar el freno en la relajación de la política monetaria en un entorno de inflación persistente.
Aunque el presidente de la institución, Jerome Powell, ha logrado mantener cohesionado al comité durante la mayor parte de su mandato y tomar las decisiones por consenso, en los últimos meses la brecha se ha ampliado y el juego de equilibrios es cada vez más delicado, haciendo difícil prever cuál será la hoja de ruta de la Fed para el próximo año, y más teniendo en cuenta que el nivel actual se encuentra en mínimos de los últimos tres años.
Las previsiones publicadas hoy por la Fed muestran una división total. Con una ligera diferencia, la balanza se inclina a favor de quienes esperan terminar el próximo ejercicio con al menos un recorte y, en el mejor de los escenarios, llegar hasta dos, con los tipos en el tramo comprendido entre el 3 y el 3,25%.
Aun así, siete de los 19 gobernadores que emiten voto para configurar las previsiones consideran que el ajuste a la baja de la política monetaria ha terminado y tres de ellos incluso creen que será necesario volver a subir los tipos en 2026.
Se trata de un empeoramiento de las previsiones que manejaba el banco central hace tan solo tres meses, cuando dos rebajas a lo largo de 2026 parecían garantizadas. Ahora, la segunda está en dudas.
Más allá de la foto que hoy dibujan los gobernadores de la Fed para 2026, lo cierto es que los inversores han rebajado considerablemente esta semana sus expectativas de grandes recortes de tipos el próximo año, después de que Kevin Hassett, el favorito de Donald Trump para suceder a Jerome Powell al frente de la Fed, haya dicho que si finalmente es ratificado en el cargo no tiene intención de ceder a ninguna presión política para avanzar más rápido en el recorte de tipos, tal y como pretende la Casa Blanca. Aun así, el presidente de EEUU sigue entrevistándose con candidatos y no se espera que anuncie su decisión hasta después de Navidad.
"No hay margen para esperar más de un recorte en 2026", según apunta Roger Aliaga-Diaz, director global de construcción de carteras y economista jefe para América de Vanguard. En su opinión, el hecho de que la inflación esté por encima de su objetivo del 2% por quinto año consecutivo complica nuevas rebajas de tipos.
No es el único que opina así. Tras el recorte de hoy, los analistas de Goldman Sachs prevén, en el mejor de los casos, dos movimientos más a la baja en un cuarto de punto en 2026, tal vez en marzo o en junio. Lo que tienen claro es que el camino actual de tres rebajas consecutivas durante el último trimestre ha llegado a su fin.
Además, hay que tener en cuenta que Powell seguirá en el cargo hasta mayo, por lo que todavía estará al frente de las próximas tres reuniones del comité de política monetaria. Los analistas esperan que desafíe las presiones de la Casa Blanca y mantenga los tipos sin cambios, como ya lo hizo este año, hasta que a mediados de septiembre consideró que era el momento de realizar el primer recorte.
Con este movimiento ahora, la Fed busca ganar tiempo y proteger la economía de un deterioro más acusado, y a la espera también de que se actualicen todas las cifras macro, ya que en sus últimas dos citas el banco central se ha visto a tomar decisiones solo con el dato parcial del paro, que es el único que se publicó durante el cierre de la Administración federal en octubre, el más largo de la historia del país por la falta de acuerdo político en los presupuestos públicos.
La próxima semana será clave, ya que está prevista la publicación de las nuevas cifras de empleo, así como el IPC de noviembre y el PIB del tercer trimestre. Hasta ahora, el mercado laboral es el que más preocupa a la Fed, con el paro actualmente en el 4,4%, la cifra más alta registrada desde 2022.
Mientras, la inflación no ha dejado de crecer este año, especialmente por el impacto de la guerra arancelaria. Y si bien el alza de los precios ha sido más moderada de lo previsto, el IPC se encuentra en el 3%, un punto porcentual por encima del objetivo del 2% que la Fed esperaba haber alcanzado ya a estas alturas del ejercicio antes de que Trump declarara la guerra comercial al mundo.
En un entorno con la inflación y el empleo enviando señales contradictorias, la política monetaria estadounidense entra en un 2026 cargado de incertidumbre y con un horizonte mucho más estrecho para nuevos estímulos, de ahí que los analistas crean que los tipos se mantendrán sin cambios entre el 3,5% y el 3,75% como mínimo durante el primer trimestre del ejercicio.
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