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Aunque países que han remado durante años en pos del acuerdo ven este aplazamiento como algo incómodo, lo aceptan sin reservas si permite poner punto y final al proceso con éxito.
El acuerdo comercial con Mercosur será una realidad, pero no esta semana, sino en enero del próximo año. Ese es el resultado con el que se quedan los países de la Unión Europea después de las conversaciones mantenidas en la cumbre del Consejo Europeo celebrada hoy en Bruselas y en la que el pacto comercial era uno de los puntos más calientes del debate.
Italia acaparó los focos al convertirse en la pieza clave que decidiría si se alcanzaba o no la mayoría necesaria para sacar adelante el pacto con el bloque comercial formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, tras 25 años de negociaciones.
Tras largos debates, especialmente en los márgenes del debate central de la cumbre, diferentes fuentes diplomáticas coinciden en definir la posición de Italia como un "sí, pero ahora no". La primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, mantuvo una conversación telefónica con el presidente de Brasil, Lula da Silva, en la que le pidió tiempo para convencer a sus agricultores de las bondades del acuerdo.
La llamada sirvió para que Lula da Silva retirara su ultimátum de hacer saltar por los aires el pacto comercial si la firma no se producía el sábado en la reunión de los países que conforman Mercosur y a la que estaba previsto que acudieran Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo. El presidente de Brasil tratará ahora de convencer al resto de integrantes del bloque americano de que esperen un mes más para ratificar el acuerdo.
"[Meloni] me dijo que, si podemos ser pacientes una semana, 10 días o, como máximo, un mes, Italia respaldará el acuerdo", aseguró el presidente de Brasil, más esperanzado con la ratificación.
El resto de países y la propia Comisión Europea celebraron el desenlace de esta conversación al entender que supone contar con la luz verde de Italia para el acuerdo una vez que se materialice la prórroga. Aunque países que han remado durante años en pos del acuerdo ven este aplazamiento como algo incómodo, lo aceptan sin reservas si permite poner punto y final al proceso con éxito.
"Tras veinticinco años de negociaciones, unas semanas o un mes más no es nada, siempre que no vuelva a quedar en el limbo", indican fuentes diplomáticas.
Italia quiere ganar tiempo para que el Parlamento Europeo y el Consejo de la UE ratifiquen el acuerdo que contempla introducir salvaguardas adicionales al pacto comercial que elevarán el escudo sobre los agricultores ante la llegada de productos de Mercosur sin aranceles. Se trata de un proceso que se espera que pueda contar con la luz verde de las instituciones europeas en la semana del 12 de octubre y que serviría a Meloni para convencer al sector agrario italiano.
Con su luz verde, Italia inclinaría la balanza de la mayoría cualificada necesaria para sacar adelante el pacto con Mercosur, toda vez que se espera que Francia, Polonia y Austria mantengan su negativa. Austria no tiene capacidad de movimiento después de someter el acuerdo a votación en su Parlamento nacional y obtener un resultado negativo. Por su parte, Francia y Polonia, con enormes presiones por parte de sus potentes sectores agrícolas, siempre han sido los principales abanderados del bloqueo.
El acuerdo con Mercosur está llamado a crear uno de los mayores espacios de libre comercio del mundo al unir los 500 millones de consumidores europeos y los 270 millones de consumidores de Mercosur en un régimen en el que se irán desmantelando los respectivos aranceles a lo largo de los próximos 15 años.
En conjunto, se estima que el bloque americano eliminará los aranceles al 93% de las exportaciones de la UE, mientras que el europeo hará lo mismo con el 82% de las importaciones agroalimentarias procedentes de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
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