- ANA MEDINA
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Las actividades sostenibles suponen una quinta parte de los ingresos, diez puntos más que la media europea, y el 30% de las inversiones de los grupos.
El año 2025 ha estado marcado por la simplificación de la normativa de sostenibilidad, especialmente con la aprobación del paquete Ómnibus I. A pesar de la situación de incertidumbre regulatoria, y a la espera de la transposición de los cambios a la legislación nacional, la Ley sobre información no financiera de 2018 sigue aún en vigor y las empresas españolas han seguido incorporando a sus informes de sostenibilidad los nuevos requisitos y poniendo a disposición del mercado un gran volumen de datos ambientales, sociales y de gobernanza que permiten evaluar su evolución de la gestión de la sostenibilidad. El IX Estudio Comparativo de los Informes de Sostenibilidad del Ibex 35, elaborado por la firma EY, ha analizado qué dicen esos datos sobre el impacto real de la sostenibilidad. Y trata de dar respuesta a tres preguntas sobre la sostenibilidad: cuál es la propuesta de valor; cómo las empresas la despliegan; y qué temas concretos se han abordado en 2025.
Cuando se trata de la propuesta de valor, el informe ha revisado los rendimientos financieros asociados a la sostenibilidad (en ingresos y en costes), la gestión de los riesgos y los efectos concretos que las empresas generan en su entorno. Así muestra que más de una quinta parte de la facturación de las compañías no financieras del Ibex (21%) procede de actividades sostenibles, una cifra que supera en diez puntos la media europea. La inversión refuerza esta misma lectura. El capex alineado con la sostenibilidad ronda el 30%, catorce puntos más que la media europea, impulsado principalmente por sectores como energía renovable y construcción.
Potencial
Pero, pese a estos avances, advierte de que sólo el 21% de las actividades elegibles logra alinearse plenamente con los objetivos de Taxonomía europea, lo que significa que casi la mitad del potencial sostenible del índice sigue sin aprovecharse. Esta brecha señala una oportunidad de crecimiento y un riesgo de quedar rezagado en un contexto de transformación acelerada.
En el capítulo de costes, los efectos financieros asociados al cambio climático presentan el mayor grado de integración entre los ámbitos ESG. El riesgo climático está incorporado en el reporting del 83% de las empresas, y el 70% declara utilizar un precio interno del carbono en su planificación financiera, lo que permite trasladar las emisiones a variables económicas y contables. No obstante, poco más del 40% de las compañías aún no cuantifica de forma plena su impacto económico.
La integración de los riesgos de sostenibilidad en la gestión empresarial, por su parte, sigue siendo parcial y desigual en el Ibex. Sólo el 60% de los grupos conecta explícitamente estos riesgos con su matriz general de riesgos, y el 57% sigue abordándolos únicamente a nivel corporativo, sin desagregación operativa. Apenas el 43% analiza los riesgos de sostenibilidad con un enfoque geográfico y solo el 37% los traduce a nivel de línea de negocio.
El impacto tangible se traduce en los resultados concretos que las compañías generan en los entornos en los que operan. Los datos dicen que, en el ámbito ambiental, las emisiones de gases de efecto invernadero del Ibex han caído un 36,8% desde 2018, y el consumo de agua ha aumentado un 45% en un contexto de estrés hídrico estructural en España, impulsado principalmente por la actividad constructora. La energía renovable ya supone el 56,5% del consumo energético del índice, con banca y tecnología superando el 80%, lo que reduce la exposición a la volatilidad de precios y refuerza la resiliencia energética.
Gobernanza
Los aspectos de gobernanza muestran también una aceleración en el índice selectivo de la Bolsa. La presencia de mujeres en los consejos alcanza el 36,4%; el 71% de los grupos ha desplegado sistemas de control interno ESG; y el 100% vincula la remuneración variable de sus directivos a objetivos de sostenibilidad. Además, el 89% ya reporta bajo ESRS (European Sustainability Reporting Standards), con informes cada vez más extensos y detallados.
Respecto de la gestión de la sostenibilidad, el estudio de EY alerta de que casi la mitad de los temas materiales del Ibex no tiene objetivos asociados. El 46% de los asuntos clave no se gestiona, y persiste una falta de jerarquización y cuantificación de impactos. Esta ausencia de priorización limitaría la capacidad de asignar recursos de forma eficiente y de medir el progreso real. Destaca, asimismo, que sólo el 28% de los temas de gobernanza se traducen en metas reales operativas. Además, 24 de las 35 empresas del Ibex aún no conectan explícitamente los riesgos ESG con su mapa general de riesgos.
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