Ni siquiera la Navidad ablanda los corazones políticos. La posibilidad de entendimiento entre el PSOE y PP sigue siendo una utopía. Las elecciones en Extremadura ahondan la política de puentes rotos. Como suele suceder tras unos comicios, se abre un debate sobre la conveniencia de que el ganador depende de partidos con posiciones más extremas. En este caso concreto, los populares de Vox. Pero en La Moncloa no son partidarios de una abstención de los socialistas que permita gobernar a María Guardiola, aunque no sea preciso contar con Vox en esa ecuación. "La puerta está cerrada", explican.
Último Consejo de Ministros del año, primero para Elma Saiz como nueva portavoz del Ejecutivo. Una reunión en la que se han aprobado dos paquetes de medidas: uno destinado a ayudas para el transporte, otro que es la prórroga del llamado 'escudo social', que incluye la revalorización de las pensiones. Pero sobrevolando todo, las elecciones en Extremadura. Y en el Gobierno la estrategia, pese a la hecatombe sufrida por el PSOE, es poner el foco en el PP y tratar de que se cocine a fuego lento la falta de una mayoría absoluta que perseguían los populares.
"Fue el PP quien decidió de manera innecesaria convocar estas elecciones. La responsabilidad hay que pedírsela a los responsables, que tienen nombres y apellidos: el PP, el señor Feijóo y la señora Guardiola", ha expuesto Saiz tras la reunión del Consejo de Ministros. Aunque de manera formal y pública tanto en La Moncloa como en Ferraz se apela a que la decisión y la "voz" la tiene la militancia extremeña, su posición es clara: ni agua a Guardiola.
Los socialistas tratan de amarrar este argumento de no conceder una parcela a la negociación con el PP bajo el hecho de que el PP es ya lo mismo que Vox. "El PP no sólo pacta con la ultraderecha, lleva a cabo políticas de ultraderecha, lanza los mensajes de la ultraderecha, en todos los ámbitos", ha señalado Saiz.
Poca autocrítica en el seno del Ejecutivo sobre el batacazo socialista, bajo la premisa de que el presidente del Gobierno "no se presentaba". Tan sólo el reconocimiento de que no eran los resultados "que se esperaban". Y aunque la estrategia de presentar el Gobierno como un "dique", "muro" frente a la ultraderecha presenta lagunas ante el avance de Vox -con críticas incluso por parte de los socios de gobernabilidad-, ven un escape para tomar oxígeno y justificar los resultados en el hecho de que los ciudadanos "no sufren las consecuencias de los gobiernos del PP y Vox" porque La Moncloa "está siendo una garantía para proteger esos derechos de los ciudadanos". Que ellos son el contrapeso.