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Política

Radiografía de una "tragedia social": récord de personas que duermen en la calle en Barcelona

Radiografía de una "tragedia social": récord de personas que duermen en la calle en Barcelona
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Se dispara el número de ciudadanos que no tienen hogar y viven a la intemperie hasta rozar los 2.000, un 43% más que hace dos años Leer

Ahmed es una de las 1.982 personas que viven en la calle en Barcelona, según el último recuento de la Fundación Arrels que alerta de un aumento del 43% de los «sin techo» en la capital catalana desde el 2023. Receloso a confesar su edad, explica que llegó a Cataluña en 1997 proveniente de Tetuán (Marruecos) y que lleva 20 años durmiendo al raso. Veinte largos años con sus respectivas noches.

«La droga me lo ha quitado todo», admite (en un perfecto catalán) preguntado sobre su situación. Lo hace en los soportales que hay alrededor de los jardines de Joana Tomàs, un parque ubicado en el barrio del Clot, a un paso de la avenida Meridiana de Barcelona y a caballo entre Glòries y la zona más periférica de la ciudad. La temperatura a las 22.00 horas es de siete grados, pero la sensación es de bastante más frío por la característica humedad (80%) que hay en Barcelona y que «se mete en los huesos». Así lo define Ahmed en el sitio donde pasará la noche, un cartón -que funciona de «aislante»- con unas mantas finas, apiladas y al lado de dos compañeros más.

Lo encontramos la noche en la que Arrels hizo el último recuento de personas que viven en la calle de la mano de 600 voluntarios. Una especie de «batida social» para inspeccionar «palmo a palmo» todos los distritos de la ciudad y hacer un recuento real y paralelo al que hace el Ayuntamiento de las personas sin hogar. Los grupos se organizaron por parejas, que se repartieron en las calles de cada barrio para recorrer «mejor» todo el perímetro asignado. A Toni y Gino les tocó parte de la Meridiana con Mallorca, la estación de Cercanías y Metro y sus zonas adyacentes en el Clot, una especie de cuadrado marcado a mano en un mapa.

Toni y Gino, vecinos del barrio del Clot y voluntarios de la Fundación lt;HIT gt;Arrels lt;/HIT gt;, realizan el recuento de personas sin hogar durante la noche del 3 de diciembre de 2025 en esta zona de Barcelona. Victòria Rovira / Araba Press / BarcelonaVICTORIA ROVIRAAraba

A Toni y Gino les tocó parte de la Meridiana con Mallorca, los alrededores de la estación de Cercanías y Metro y sus zonas adyacentes en el Clot, una especie de cuadrado marcado a mano en un mapa. El primero es un veterano, un voluntario que ha participado "en una docena de recuentos" para "radiografiar la tragedia". El segundo es un joven que trabaja como camarero y que hace lo que puede cuando los sacrificados horarios de la hostelería se lo permiten.

A Ahmed, Toni le aconsejó que volviera al local que la Fundación Arrels tiene en el barrio del Raval cuando supo que antes acudía de vez en cuando. Allí, las personas que viven a la intemperie pueden asearse, guardar medicamentos u otros objetos personales en una taquilla asignada, recibir documentación -cartas del médico o requerimientos, por ejemplo- o simplemente pasar el día a cubierto.

Los resultados de esa noche de recuento dejan una fotografía bien distinta de la conocida de Barcelona: se contabilizaron 1.982 personas al raso en la capital catalana, 598 más que en el 2023, la cifra más alta registrada nunca por la organización. No obstante, desde la entidad aseguran que es un dato de mínimos ya que, a pesar de que se recorrieron los 73 barrios de la ciudad, quedaron algunos enclaves por rastrear como zonas de Montjuïc y Collserola. La situación es especialmente preocupante en Sants-Montjuïc, el distrito que concentra a más hombres y mujeres en la calle, 489, un 134% más hace dos años.

Después de Sants-Montjuïc, el Eixample es el distrito con más sintecho, 389 (+28,8%); seguido de Ciutat Vella -con el barrio del Raval como epicentro- con 372 (+9,7%) y Sant Martí -donde se encuentra el Clot- con 335 (+69,2%). Sólo bajan en Sarrià-Sant Gervasi, de 78 a 68 y muy ligeramente en Nou Barris, de 64 a 62. En 47 del total de 73 barrios se han contabilizado más personas en la calle que en 2023. El balance de Arrels no incluye las 100 plazas de los centros de acogida, las 63 personas que viven en el aeropuerto de El Prat ni las que residen en asentamientos, de reciente actualidad por el desalojo del antiguo instituto B9 okupado por hasta 400 personas inmigrantes en Badalona.

De hecho, el recuento de la entidad permite poner en el mapa una tendencia que es cada vez más evidente y extendida: las personas sin techo se han desplazado hacia zonas situadas en los «márgenes» de Barcelona o en puntos con una gran presencia de naves industriales o solares (Montjuïc y Zona Franca, el Bon Pastor y Horta).

Bea Fernández, directora de la Fundación lt;HIT gt;Arrels lt;/HIT gt;, personas sin hogar, de Barcelona. 10 de diciembre de 2025. Victòria Rovira / Araba Press / TerrassaVICTORIA ROVIRAAraba

En paralelo a las cifras, el gran debate social de fondo son las causas de este aumento incesante de personas sin hogar. Un problema complejo y con múltiples aristas. «No hay un solo motivo. Es verdad que cada vez es más habitual que acaben en la calle personas que estaban ya en una situación precaria. Es decir, un mercado laboral precarizado o el hecho de no tener suficientes políticas preventivas ante una posible pérdida de vivienda están llevando a gente a estar muy en el filo o a caer directamente en esta situación», asegura en declaraciones a este periódico la directora de la Fundación Arrels, Beatriz Fernández. «No hay un único factor, es un cúmulo. También hay otro motivo relacionado con la regularización de extranjería», añade.

Las estadísticas también reflejan esta realidad: en Cataluña hay 1,3 millones de personas en situación de exclusión social, 664.000 en estado «severo». La precariedad laboral, la vivienda como «epicentro de la desigualdad», la fragmentación y el temor a que esta brecha se agrande aún más en los próximos años son algunas de las causas y consecuencias que apunta el informe Foessa relativo a 2024 de Cáritas y con un apartado dedicado a las personas sin hogar. La problemática ha estallado y ha abierto un fuerte debate a nivel social y político. Poco después de conocerse estas cifras, las más altas registradas nunca en la ciudad, el alcalde Jaume Collboni (PSC) salió al paso, hizo un llamamiento a las administraciones públicas catalanas y reclamó alcanzar un «acuerdo nacional» que permita abordar de manera integral este fenómeno.

Según sus estimaciones, alrededor del 60% de las personas sin hogar en Barcelona no pueden acceder a los equipamientos municipales debido a la saturación de los servicios públicos. El presupuesto municipal para mitigar el sinhogarismo se sitúa en 51 millones de euros este 2025, una subida del 89% respecto a hace 10 años. Sobre las plazas disponibles para dar una respuesta residencial a las personas sin hogar, hay algo más de 2.800, el 64% públicas, según las últimas cifras publicadas (2024). El resto son plazas privadas de entidades sociales.

Sin embargo, la realidad ha demostrado que estos recursos no son suficientes y la oposición en bloque ha señalado al Ejecutivo del PSC e incluso forzó un pleno extraordinario para abordar la problemática, celebrado este viernes pasado en el Consistorio y en el que constataron el «fracaso» de las políticas de Collboni. En él, partidos tan dispares como Junts, los comunes, ERC y el PP votan a favor de impulsar un plan de acción para el resto del mandato con un presupuesto de 60 millones y recursos específicos en toda la ciudad ante el incremento de personas sin hogar.

Por su parte, el Gobierno municipal ha creado una especie de sanedrín (la Mesa de Ciudad) con la comisionada de Acción Social del Consistorio, Sonia Fuertes; el Síndic de Greuges de Barcelona, David Bondia; la directora de la fundación Arrels, Beatriz Fernández; el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), Miquel Borràs; representantes de entidades sociales, sindicatos y expertos.

La Mesa contará con cuatro grupos de trabajo: «El primero es sobre datos y recuento de personas con una mirada analítica; el segundo sobre espacio público; el tercero se centrará en la red y circuitos de atención, focalizando en este segundo caso para encontrar respuestas complejas para cada perfil; y el último será la lucha contra la aporofobia».

De hecho tanto el Ayuntamiento como las entidades sociales también interpelan directamente a la Generalitat para tratar de encontrar una solución «transversal». En este sentido, el Govern convocó una cumbre con entidades y 30 municipios para coordinar actuaciones ante la problemática.

«Se tiene que afrontar desde los Servicios Sociales del Ayuntamiento, Sanidad y Vivienda. Y no solo a nivel local, sino también en el terreno autonómico. La Generalitat debe hacer un esfuerzo para garantizar recursos en estos tres ámbitos. No puede ser una respuesta distinta por parte de cada municipio», avisa Fernández.

Fuente original: Leer en El Mundo - España
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