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Ana Botín impulsa la filial como fábrica de productos para el grupo. También el negocio comercial y de financiación al consumo usan sus soluciones.
Santander ha hecho todo lo que estaba a su alcance para crear una banca de inversión capaz de competir con los grandes de Wall Street. Se ha enzarzado en una carrera de fichajes para captar los mejores profesionales, ha pagado bonus millonarios y ha expandido los negocios en los que tiene actividad. Ahora no quiere que el impulso se quede ahí. Todo lo ideado sirve para otras ramas del negocio.
Es la filosofía que Santander está buscando para el grupo. "La colaboración con otras divisiones es un importante motor de crecimiento", ha asegurado Héctor Grisi, consejero delegado del banco, en numerosas ocasiones. También la presidenta, Ana Botín, ha dejado claro que la filial de banca de inversión (Corporate & Investment Banking o CIB) tiene que actuar como fábrica para dar sus mejores servicios a otras áreas.
Los resultados están empezando a llegar. Santander CIB asegura en un documento oficial que varias de las soluciones que están utilizando los clientes particulares para sus operaciones en divisas son suyas.
Menos riesgo
Es un reflejo del negocio con grandes empresas, que gestionan a diario pagos y transacciones en distintas monedas por sus actividades en los países donde tienen presencia y de donde reciben ingresos. La banca de inversión da cobertura al riesgo de tipo de cambio para minimizar el impacto en las cuentas de las apreciaciones y depreciaciones de las divisas y facilita las operaciones, para que sean rápidas y seguras.
Santander ha derivado de ahí soluciones a la medida de las necesidades de la banca minorista, como también lo ha hecho con los ultrarricos. La división que gestiona el dinero de las grandes fortunas y el negocio de seguros está usando productos desarrollados por CIB para las inversiones de sus clientes y diseños de soluciones financieras adaptadas para ellos.
En este caso es una cuestión de tamaño. Son servicios que la banca de inversión ofrece a las grandes empresas y a los inversores instituciones, así que los ha ajustado para que valgan también para clientes más pequeños, pero adinerados.
La banca comercial, dirigida a empresas de facturación reducida, es otro de los focos de expansión, con una "gama completa de productos" destinada a este negocio, explica Santander CIB. Para Consumer, división especializada en financiación al consumo, se han reservado soluciones de mercados de capitales y "asesoría en financiación de la movilidad".
A falta de una
A la banca de inversión solo le falta un área para que sus iniciativas se extiendan a los cinco negocios globales en los que se ha dividido Santander. Además de CIB, las grandes líneas están formadas por la banca minorista y comercial, la de financiación al consumo, la gestión de patrimonios y seguros y los pagos. La única para la que todavía no se han diseñado productos específicos, o al menos no se les ha dado publicidad, es esta última.
Santander afirma que este cruce de servicios e ideas es uno de los "pilares clave" que da valor añadido al grupo. La estrategia es que no haya compartimentos estancos, sino que las mejores iniciativas permeen y se exporten ahí donde puedan ser de utilidad.
La meta es impulsar los ingresos, el crecimiento y la rentabilidad. El objetivo de Santander es terminar el año con un retorno sobre activos tangibles (ROTE), una vez descontado el pago de los cupones de los bonos contingentes convertibles, del 16,5% y ya va por el 16,1% en el tercer trimestre, desde el 15,4% que tenía en el mismo periodo del ejercicio pasado.
La misma filosofía rige para los países y en todos los negocios. Lo que demuestra su éxito en un mercado y es escalable, se exporta.
Estados Unidos es la mina principal para la banca de inversión. Es el país donde Santander ha concentrado la mayor parte de los fichajes de profesionales. Se ha hecho con banqueros de Credit Suisse y de los grandes de Wall Street. Sus ideas sirven ahora para el resto de los clientes del grupo.
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